Caracas, 06 de octubre de 2014. En teoría, una hospitalización de personas con enfermedades mentales agudas debería durar entre 21 días y 3 meses. Si el tiempo de hospitalización recomendado es mayor deben ser asignados a alguno de los Establecimientos Psiquiátricos de Larga Estancia. Sin embargo, la falta de medicamentos extiende la estancia de pacientes en centros de rehabilitación que no están diseñados para prestar esos servicios. Con esa realidad, los pacientes psiquiátricos y el personal de salud que los atiende recibirán el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre.
“No contar con el stock de medicamentos adecuados hace en muchos casos que las hospitalizaciones se prolonguen. Las medicinas que se les entregan a los pacientes en la mayoría de los casos son donaciones hechas por las empresas farmacéuticas. La oleada de pacientes descompensados por falta de medicación ha ido en aumento. Se requieren fármacos como el antipsicótico haloperidol deposito, la carbamazepina, un anticonvulsivante y estabilizador del ánimo. Solo se consigue el del Sefar, pero no lo han despachado más a este hospital”, informó el Grupo Amigos de El Peñón, formado por trabajadores y familiares de pacientes del Hospital Centro de Salud Mental del Este El Peñón.
En el Instituto de Rehabilitación Psiquiátrico Dr. Raúl Castillo, centro de recuperación de pacientes mentales crónicos que funciona en la localidad de Peribeca, estado Táchira, también afrontan dificultades para conseguir la medicación de los pacientes. A través de contactos con droguerías, “de a poquito, guapeando, y tratando de mantener hasta donde se pueda” han logrado tener al día los tratamientos.
“Está muy difícil. No conseguimos los psicofármacos, sobre todo los medicamentos para epilépticos, los anticonvulsivantes y los antipsicóticos para esquizofrénicos, para pacientes con problemas depresivos y para bipolares. La dificultad es tan grande que hay que recorrer varias droguerías para conseguirlos”, indicó Marina Sánchez, directora.
Señaló que principios activos como la carbamazepina y la risperidona son difíciles de encontrar. Incluso les han llamado de otras instituciones de rehabilitación psiquiátrica para preguntarles si cuentan con suficiente cantidad de algún fármaco en especial que puedan canjear por otro para solventar carencias.
“El Ministerio de Salud debería suministrarnos los medicamentos para la atención de medicina general de los pacientes a través de las corporaciones de salud regionales”, dijo.
Los trabajadores tienen un año denunciando la carencia de alimentos y medicinas para cumplir con los protocolos establecidos para el mantenimiento de las dietas y tratamientos de los pacientes.
En ese lapso adquirieron productos a través de Mercal, pero eso les fue suspendido y ahora las verduras y frutas las compran a través de vendedores que bajan de los páramos. La alimentación la completan con algunas donaciones que han recibido de los productos decomisados en procedimientos contra el contrabando hacia Colombia por orden de la Gobernación del Táchira.
Servicio deficitario
En Venezuela no se construyen hospitales psiquiátricos o centros ambulatorios desde hace 60 años. De acuerdo con cálculos de la Organización Mundial de la Salud, cada país debería tener un psiquiatra por cada 20.000 personas. Pero la estadística no se cumple en Venezuela.
El gobierno venezolano reconoce las fallas para dar respuesta a los pacientes.
“Se desconoce los porcentajes de los establecimientos ambulatorios que proporcionan atención de seguimiento en la comunidad y de los que disponen de equipos móviles de personal de salud mental”, afirma el Informe sobre el Sistema de Salud Mental en la República Bolivariana de Venezuela utilizando el Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS-IESM), publicado en 2013 por el gobierno nacional y la OMS
Nelson Álvarez Cabrera, médico psiquiatra, ex jefe de la División de Salud Mental del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, indicó hace 10 años que los programas de salud mental en el país estaban descuidados. Su texto "La Situación Venezolana y las Recomendaciones de la OMS para mejorar la Salud Mental", publicado en los Archivos Venezolanos de Neurología y Psiquiatría, revelan que el cuidado de la salud mental nunca ha sido prioritaria para los gobiernos venezolanos.
“Es necesario recordar que tanto el Instituto Nacional de Salud Mental como la Dirección de Salud Mental fueron serios proyectos que contaron con el aval de las más altas autoridades de nuestro país (Presidencia de la República y Consejo de Ministros), fueron miserablemente saboteados en el mismo Ministerio de Sanidad, nunca se otorgaron los fondos económicos indispensables, una expresión de ignorancia suprema ante la grave problemática de la salud mental”.
El especialista refirió que los hospitales abrieron sus servicios de atención psiquiátrica en la década de los setenta. Allí se atenderían pacientes agudos. Sin embargo, luego de casi cuatro décadas algunos de esos centros no cuentan con infraestructura adecuada para sus pacientes.
En el Hospital General de Calabozo Urdaneta Delgado, por ejemplo, se construye una estructura adosada al servicio psiquiátrico que obstruye el acceso debido a la construcción el muro perimetral que resguardaba a los pacientes fue demolido.
“A alguien se le ocurrió hacer una construcción adosada al servicio de psiquiatría nuestro que va a causarle un daño irreparable, pues tapiará la única entrada de luz y aire que tiene, destruyeron parte del área de terapia ocupacional de manera inconsulta”, denunció Ricardo Castro, jefe de la dependencia.
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