Caracas, 16 de noviembre de 2013.- Si en algo tuvo éxito el chavismo fue en sacar lo peor de los venezolanos. Aquí se potenciaron antivalores para levantar un movimiento político con base en la división y la revancha, construyendo un discurso que ha tenido como centro el odio y el resentimiento. El odio no solo contra quienes piensan deferente, sino contra el rico, contra el empresario, contra el blanco, contra el pobre, contra el negro. Sobre esta base ha crecido el chavismo, sabiendo que siempre es más fácil agruparse contra aquel que no se parece a nosotros.
Todos conocemos de dónde venimos, pero en modo alguno eso justifica lo que vivimos hoy. Aquí nadie niega que nuestro país sufra desde hace muchos años una severa desigualdad social, visible en los cinturones de miseria que rodean a las grandes ciudades. Algo no se hizo bien en el pasado para que millones de venezolanos resultaran condenados a vivir en la pobreza, sin calidad de vida y sin oportunidades. Pero del “presente” llevamos 15 años y cambios estructurales no hemos visto, por el contrario, ahora todos somos más pobres y más dependientes.
El modelo no es sostenible, por eso algunos andan inventando cosas muy peligrosas, las condiciones económicas no son nada favorables, por más que quieran seguir alimentando el enorme aparato burocrático para controlar a la gente a través del estomago, no pueden. El modelo fracasó y allí están los números a la vista de todos. Ellos son los responsables, porque ellos son los que toman las decisiones económicas, porque ellos son los que han convertido a nuestro país en un lugar donde nadie se atreve a invertir y todo se importa.
Son expertos en trasladar sus culpas a terceros, si hay inflación es por especulación, si hay escasez es por acaparamiento, si hay inseguridad es por culpa de los medios ¿Cuándo el gobierno asumirá que es el único responsable de lo que está pasando? Señales de rectificación no parece haber, allí sigue el flamante ministro Jorge Giordani al timón de lo que queda de economía.
La especulación debe ser castigada, es un deber constitucional, pero lo que no puede pasar es que el gobierno nos coloque en el terreno que ellos quieren. La especulación solo es uno de los componentes de la inflación, el problema de fondo aquí es por qué el gobierno se ha mostrado incapaz en controlarla ¿La respuesta? Quizás la encontremos en casi 11 años de control de cambio, más de una década con un precio de dólar ficticio que ha distorsionado la economía como nunca.
Hoy Maduro llama a los comerciantes como los nazis llamaban a los judíos: “parásitos”. Pero no da explicaciones sobre las aprobaciones que hizo CADIVI para importaciones, nadie dice nada de los 20 mil millones de dólares que salieron del país en pleno control de cambio. Mucho silencio, complicidad y manipulación en época electoral.
Con un barril de petróleo por encima de los 100 dólares, el problema es de administración y de eso no se encarga la oposición, no se encarga Henrique Capriles Radonski, eso es responsabilidad de Nicolás Maduro y sus ministros. Sepan quienes hacen largas colas para comprar televisores y demás electrodomésticos, sepan quienes se han unido a la aventura de violentar la propiedad de algunos comercios a través de saqueos, que se unen al gabinete de Maduro terminado de destruir la economía. Cuando se acaben los inventarios, cuando pasen las elecciones, cuando las pocas empresas que invierten en el país se vayan, entenderán que su verdadera situación: Plasma para hoy, hambre para mañana.