Caracas, 26 de noviembre de 2021.- En nuestra entrega anterior intentamos analizar el resultado de las elecciones regionales y municipales del 21N. Al final dejamos una pregunta al aire: ¿De toda esta situación hay algo que rescatar como positivo o algo útil para el futuro inmediato? Sí y mucho, sin duda.
Procuremos entonces puntualizar algunos de estos aspectos positivos y qué debería hacer la oposición democrática de cara al futuro.
1) Se confirma la existencia de una fuerza democrática plantada firme contra el autoritarismo. A pesar de la estrategia divisionista del gobierno y de los errores u omisiones del G4, la oposición logra la votación suficiente para disputarle los espacios al régimen, quien debe recurrir a artilugios y trampas para mantenerse en el poder.
2) Gracias a la decisión de participar no solo tenemos cuatro gobernadores electos y otros en disputa, sino también a unos 117 alcaldes electos con los votos de la oposición, de esos al menos son 80 de la MUD y otros factores democráticos aliados. Si antes teníamos 26 alcaldes, este resultado es un avance sustancial.
3) Alguien dirá que algunos alcaldes electos son alacranes, tienen sospechosas fuentes de financiamiento o un dudoso compromiso con el cambio. Quizás, veremos su desempeño, pero lo que no está en duda es que fueron electos con votos que provienen del mundo opositor. Es decir, gente de oposición molesta con su liderazgo formal, hastiada o confundida. Algo está claro: la estrategia divisionista del régimen tiene sentido si los alacranes y candidatos paralelos le quitan votos a la oposición. Si se los quitarán al chavismo, no los financiarían, ni sería “negocio” para ellos dividir.
4) A partir del punto anterior, debemos concluir: la sumatoria de votos de la oposición es muy superior a la votación oficialista, imponente pese a la abstención. ¡Ahí están los números! Se confirma que la oposición es una sólida mayoría que no tuvo los canales adecuados para expresarse electoralmente. Por ejemplo, si se hubieran hecho primarias se habría unificado el voto opositor desde las bases y la estrategia divisionista hubiese sido infructuosa o poco eficiente, al menos. Conclusión obvia, en el futuro será imprescindible hacer primarias para seleccionar a los candidatos opositores.
5) Además de gobernadores y alcaldes ahora tenemos diputados regionales opositores y concejales en todos los municipios del país. Se trata de un liderazgo de carne y hueso que da la cara, corre riesgos y enfrenta al chavismo en el plano real, mientras otros hacen política por Twitter y WhatsApp, o se esconden detrás de la abstención. Ahora tenemos un contingente dispuesto a alzar la voz en defensa de la ciudadanía en cada rincón del país y será un muro de contención a las pretensiones hegemónicas del gobierno, por ejemplo: veremos ahora si podrán imponer la llamada «ciudad comunal».
6) Los resultados también muestran las contradicciones de un sector radical de oposición que solo crítica y cuya principal propuesta es abstenerse eternamente, no hacer nada. Para justificar su desvarío, ahora argumentan que los espacios conquistados no sirven para nada, o sea ¿mejor que todas las gobernaciones y alcaldías estén en manos del chavismo? ¿ideal es que la oposición no tenga ni un concejal siquiera? Una lógica tan absurda reduce a esos sectores que poco aportan y solo paralizan, lo cual es positivo.
7) Así las cosas, pese a no obtenerse el mejor resultado, recuperamos la ruta electoral y se dan los primeros pasos para revitalizar y fortalecer el músculo democrático, advirtiendo que este fue solo un round, la lucha sigue y ya vendrá la pelea por el campeonato.
8) Registrados los avances, hay que decir que el resultado adverso obliga a reconfigurar la plataforma democrática. El G4 jugó su papel y no tenemos por qué dinamitar los más estructurado que tiene la oposición democrática, como muchos quisieran, pero es urgente «mover la mata», necesitamos superar las deficiencias y enmendar los errores para lo cual es imprescindible articular una organización más amplia, con reglas claras de participación, mecanismos transparentes de relación y de toma de decisiones. Un G4 operando como lo hicieron ahora no le sirve al país, ni siquiera a ellos mismos. Reconfigurar la plataforma unitaria, ampliarla, darle orientación estratégica y conducción política, evitará que el ciudadano continúe alejándose de la política y pueda asumirla como la única forma civilizada de promover el cambio, involucrándose así en la construcción de una salida a la desgracia que vive el país.
9) El gobierno persistirá en su estrategia divisionista, la cual se ampara en la penumbra y las carencias institucionales presentes en el campo opositor. Por tanto, si tenemos una renovada plataforma unitaria bajo los criterios antes expuestos, tendremos «delimitada la cancha» y podremos tener a un elector bien informado, con parámetros claros que le permitan distinguir entre la auténtica oposición democrática y estos mercenarios seudo-opositores al servicio del régimen.
10) Motivar y movilizar es una función esencial del liderazgo. La abstención es producto de un correcto manejo estratégico del gobierno, pero también del pésimo desempeño del G4 y la ausencia de una visión estratégica compartida. Por ejemplo, una política eminentemente electoral distante de la agenda social del venezolano, una agenda política desconectada de sus reales problemas, de su cotidianidad, es una fuente de abstención. Para ilustrar, basta decir que la tragedia de los servicios públicos es un componente esencial de la crisis, pero no es un vector de la estrategia de cambio, desafortunadamente.
11) Hay que retomar la pedagogía política. El populismo y la demagogia tienen asidero en una frágil cultura política y ciudadana. El reparto de bolsas de comida y otras prebendas tiene efecto político en un país empobrecido económica y culturalmente. Revertir esa realidad requiere de un plan político, comunicacional y de fortalecimiento institucional, el cual tampoco está en la agenda de la oposición, al menos no como una prioridad.
12) Recomponer a la oposición pasa por legitimar también los liderazgos. Los principales partidos tienen más de 20 años con las mismas cúpulas y los partidos supuestamente alternativos o emergentes, nacen con el virus del autoritarismo: desde su origen tienen dueños y no existe democracia interna ¿Cómo podemos ofrecer al país lo que no somos capaces de hacer puertas adentro?
13) El informe de la misión de Observación Electoral de la Unión Europea debe servir para mejorar las condiciones electorales en general. Pero además de los abusos y ventajismo, vimos campañas opulentas con recursos del estado o fondos de dudosa factura en un contexto de severas restricciones a la libertad de expresión, éstos son problemas que requieren especial observación: debe colocarse el foco en el financiamiento de campañas electorales, la libertad de expresión y el derecho a la información.
Ojalá estás reflexiones puedan ser una modesta contribución al impostergable debate que debemos dar con transparencia y honestidad, sin ingenuidad, con solidaridad y espíritu unitario. Un debate que debe darse con respeto y mesura, con la cabeza fría y el corazón puesto en Venezuela. ¡Sigamos adelante!