Caracas, 18 de noviembre de 2014.- Cada vez es más visible la diferencia de visiones de país que existe entre el gobierno y la población. Definitivamente las prioridades de quienes están en el poder no se parecen a las que tienen la inmensa mayoría de los venezolanos; y por eso se produjo la evidente desconexión popular de los últimos tiempos.
El problema de fondo es el modelo de gobierno impuesto; y el factor que desató el descontento es la crisis económica, que estamos padeciendo. Los altos índices de inflación y escasez perturbaron la cotidianidad del venezolano, mientras que la impunidad e inseguridad están enlutando a cientos de familias cada semana.
Por más invasivas y demagógicas que sean las campañas publicitarias, que transmiten por todos los medios de comunicación; los venezolanos se enfrentan a diario a una realidad muy distinta, plagada de problemas que no reciben respuesta. Para todo el país está más que claro, que la verdadera preocupación del gobierno es mantenerse enchufado al poder; y no la mala situación que atravesamos todos los que vivimos en el país.
Desde la cúpula revolucionaria se percibe que el interés final de todas las iniciativas que plantean, es seguir amarrados a Miraflores a costa de lo que sea; y todos nos damos cuenta de que mientras el ciudadano común pasa trabajo; los representante del oficialismo viven rodeados de beneficios y privilegios.
Henrique Capriles tiene varios meses diciéndoles a los venezolanos que "sobran las razones para unirnos". Nosotros debemos asumir ese reto y convertir el descontento nacional en votos para que una nueva Asamblea independiente pueda frenar este proceso acelerado de autodestrucción que llevamos.