Araure 29 de septiembre de 2015.- Para el candidato de la Unidad y Cambio en el circuito 4, Daniel Rangel “es totalmente ridículo que pretendan ahora decir que nuestra paupérrima economía es mejor que la de Colombia”, según lo expresan personeros del régimen.
Rangel sostiene que “son realmente tristes y desfasadas esas apreciaciones, con las que pretenden tapar el sol con un dedo, desviar la atención fomentando el rechazo hacia los hermanos colombianos y esconder el fracaso de este socialismo. Si el país hubiera seguido su camino hacia el desarrollo, como potencia petrolera que somos, otra sería nuestra realidad. Estaríamos a la par de los países petroleros”.
Apuntó igualmente que eso es lo que busca la Unidad y Cambio. “Ya demostraron, en estos 16 años, que urge revertir todo el daño de la política de hambre y miseria de este proceso involucionario, que nos ha llevando a la debacle y por eso el 6D el pueblo aplicará el voto castigo, a los candidatos de este régimen”.
En su contacto directo diario, Rangel, ha podido recoger “el mar de calamidades que padece el pueblo: la situación de desabastecimiento que hoy vivimos y que mantiene a la población en colas diarias para conseguir productos básicos, los pésimos servicios públicos y la falta de oportunidades de empleo, ocasionada por el cierre de empresas y confiscación de todo el aparato productivo, son pruebas más que suficientes, para que el pueblo juzgue que es necesario sacarlos con el voto”.
“Por eso, continúa argumentando el candidato por el circuito 4, resulta risible decir que estamos mejor que el vecino país, ya que muchos venezolanos han emigrado hacia allá, cuando antes era al contrario. Los niveles de nutrición y de atención social, que dicen avalar internacionalmente es porque el régimen venezolano envía cifras falsas, ya que si permitieran que la Organización Mundial de la Salud, visitara los hogares venezolanos, las cifras serían negativas”.
Expropiación y paralización
Recordó Rangel que entre 1999 y 2015 se han expropiado cientos de empresas y otras tantas han cerrado, con la consecuente pérdida de la productividad y de fuentes de empleo.
“No es un secreto ni lo estamos inventando. El cese de actividades de esas empresas no sólo ha traído como consecuencia la disminución de la producción, sino también de las plazas de empleo porque aún cuando se han creado otras, no han logrado llenar en su totalidad esos cupos. En el caso de la mayoría de las que fueron nacionalizadas a través de medidas forzosas o por ventas acordadas, los trabajadores todavía están esperando la discusión y firma de los contratos colectivos vencidos”.
Mencionó que desde 2007, el plan fue nacionalizar áreas estratégicas incluyendo los sectores petrolero, eléctrico, telefónico y alimentario. “Todo comenzó con la intervención de las empresas de gas doméstico Vengas y Tropigas. Le siguieron la cementera Cemex, Lácteos Los Andes, Cativen (Supermercados Éxito), Supermercados Cada, Conferry, Agroisleña, 76 empresas de servicios petroleros, la compañía eléctrica Seneca, Electricidad de Caracas, Cantv, Sidor, Banco de Venezuela, la mina de oro “Las Cristinas”, industria arrocera y de pasta Cargill; siguiendo con la intervención de 1.500 hectáreas de la papelera Smurfit, con la excusa de sembrar caraotas, maíz, sorgo, yuca, y ñame. Continuó con Aeropostal, la adquisición forzosa de hoteles Hilton, dos centrales azucareros, CC Sambil en la Candelaria, Universidad Santa Inés, en Barinas, Molinos Nacionales (Monaca), Siderúrgica del Turbio (Sidetur), textilera Silka, complejos urbanísticos, empresas de válvulas, papel, carne, café, sardinas y cadenas de comercialización de alimentos, entre otras. En fin, de todas estas empresas, la única que parece tener una abundante producción es Lácteos Los Andes; el resultado del resto se refleja en las colas y en las protestas laborales”.
“El régimen no sólo ha expropiado, sino que no ha estimulado la producción de bienes, servicios ni el agro, en estas empresas expropiadas. Sólo hay una gran incertidumbre, que genera la falta de divisas, para importar insumos y materia prima, para arrancar la operatividad privada. Hoy el balance que tenemos son las colas militarizadas, los múltiples negocios de importación que llenan los bolsillos del alto gobierno y el contrabando del cual tampoco pueden negar responsabilidad, pues el gobierno controla todo lo que entra y sale del país. Esa es la triste realidad que debemos cambiar, eligiendo a hombres y mujeres capaces de gerenciar y sacar a Venezuela de esta ruina”, concluyó Daniel Rangel.