Julio Borges: Petro, ¿posible canciller de Maduro?


Caracas, 21 de abril de 2024.- La inesperada visita del presidente Gustavo Petro a Caracas ha dado mucho de qué hablar. El contexto de su visita a Venezuela, sumado a la forma en que se llevó a cabo, generó una serie de incógnitas sobre lo que está ocurriendo en esta mediación. ¿Se trata de una gestión diplomática que busca contribuir a que Venezuela tenga un proceso democrático competitivo, o es más bien un conjunto de acciones guiadas por Nicolás Maduro para lograr legitimidad internacional en unas elecciones sin garantías? Digamos que no hay señales que nos permitan ser optimistas.

La visita del presidente Petro a Venezuela se dio en un momento de alta relevancia política. Por un lado, está el tema de las candidaturas bloqueadas por el régimen de Maduro, que impidió no solo que María Corina Machado fuera la candidata de la oposición como lo dispusieron 2,5 millones de venezolanos en unas elecciones primarias, sino que también bloqueó inexplicablemente la candidatura de su sucesora, la doctora Corina Yoris. Esta decisión fue condenada por el gobierno colombiano, así como por muchos países.

Hasta el día de hoy, la Unidad democrática no tiene una candidatura inscrita porque el régimen de Maduro se empeña en bloquear cualquier candidatura propuesta por la plataforma unitaria y María Corina, aceptando solo candidatos que ellos consideran “potables”. Paralelamente, aunque el Consejo Nacional Electoral abrió el registro electoral para los venezolanos en el exterior, en prácticamente todos los consulados del mundo (incluido el de Colombia) hay quejas sobre impedimentos por parte de las autoridades para que los migrantes puedan inscribirse, estableciendo requisitos absurdos o reduciendo las jornadas de atención para obstaculizar el derecho al voto.

A su vez, el régimen de Maduro ahora pretende restringir el derecho a la sustitución de candidatos (un derecho consagrado en la Ley de Procesos Electorales) cuando dictatorialmente decide que solo se puede sustituir candidaturas entre las que ya están inscritas. Una medida absurda y arbitraria como todo lo de este régimen. Pero lo más burdo e infame fue el tarjetón electoral que emitió el propio CNE, donde Maduro aparece 13 veces y si sumamos los partidos alacranes tomados por Maduro, la cuenta asciende a 25 espacios del tarjetón tomados por el dictador, mientras que la Unidad apenas conserva dos tarjetas. Además, los ataques contra los colaboradores de María Corina no han cesado; su círculo político más íntimo ha sido encarcelado o forzado al exilio. Ni hablar de la fulana Ley contra el Fascismo que amenaza con aniquilar cualquier expresión de disidencia en Venezuela.

¿El presidente Petro habrá alzado su voz por estos atropellos? ¿Habrá pedido a Maduro la necesaria desactivación de la represión política contra los venezolanos? ¿Habrá abogado por el cumplimiento del acuerdo de Barbados y la habilitación de María Corina? ¿Se habrá quejado por el bloqueo de la candidatura de Corina Yoris? Al parecer no, pareciera más bien que la intermediación del presidente Petro respondió más a los designios de Maduro, porque fue a Venezuela y solo se entrevistó con Maduro y con el único candidato que pasa el filtro de Maduro, pero que no representa a la mayoría de la oposición.

Preocupa que las acciones diplomáticas del presidente colombiano estén ayudando a Maduro en su principal objetivo: el reequilibrio autoritario. Petro podría quedar atrapado en la telaraña de Maduro, contribuyendo a que el dictador obtenga una legitimidad internacional que no merece por sus constantes violaciones a los derechos políticos de los venezolanos. En pocas palabras, lavándole la cara a un dictador frente al mundo y no resolviendo la grave situación venezolana.

Para Colombia es de vida o muerte que retorne la democracia a Venezuela, ya que el impacto de la crisis venezolana sobre Colombia es incalculable. En términos económicos, la reducción de la economía venezolana ha sido un duro golpe para Colombia; en términos humanos, ha representado 2 millones y medio de personas que se han asentado en territorio colombiano buscando refugio de la tormenta de Maduro. Pero, quizás el daño que aún no calculamos es el daño en seguridad. Recientemente, Caracol presentó un reportaje inédito sobre las operaciones de inteligencia venezolana en Colombia, con el fin de cazar opositores al régimen de Maduro. El trabajo periodístico tiene un nivel de detalle y precisión importante, estableciendo claramente la relación entre el régimen de Maduro con grupos criminales como el ELN o El Tren de Aragua, en una alianza para perseguir a disidentes políticos como en el caso del teniente Ronald Ojeda, asesinado en Chile, o Ányelo Heredia, secuestrado en Cúcuta.

Si Maduro llegara a imponerse a la fuerza en las próximas elecciones, reeligiéndose a punta de garrote y fraude, no tengo ninguna duda de que Colombia pagaría unas consecuencias brutales, porque el propósito de Maduro, y lo estamos viendo en Chile, es desestabilizar la región, socavando los cimientos de la democracia en todo el continente con crimen organizado, migración masiva y violaciones a los derechos humanos. Por eso, Colombia y Brasil, como vecinos, pero también como gobiernos cercanos ideológicamente a Maduro, deben jugar un rol que ayude a presionar a Maduro para que entienda que una transición democrática en Venezuela es impostergable y urgente para América Latina.

blog comments powered by Disqus