La plenitud de la dignidad de la persona humana a través de la realización de la justicia social es nuestro fundamento espiritual y el punto de partida histórico de nuestro partido.
Por ello, la dignidad y la vida humana, aún antes de nacer, son inviolables. Respetamos a cada ser humano como una persona singular e inalienable en todas las fases de su vida. La dignidad del hombre es la misma, independientemente del sexo, la raza, la edad, la salud, el grado de discapacidad, la nacionalidad, la convicción política y religiosa, el éxito, el fracaso y el juicio de los demás.
El papel central de la dignidad humana y de los valores básicos que de allí se derivan son la base y la orientación de nuestro accionar político