Caracas, 14 de septiembre de 2015.- Todos sabemos que el poder judicial es el principal soporte de todo Estado de Derecho, y que la justicia es el último y gran reducto en el que pueden refugiarse los ciudadanos.

No hay democracia sin respeto a los Derechos Humanos. No hay Democracia y respeto a los Derechos Humanos sin una Justicia competente, independiente e imparcial. Justicia y no revancha…

El jueves, los venezolanos pudimos presenciar otro episodio del oscuro capítulo que escriben quienes están en esa cúpula corrupta y podrida del gobierno, un capítulo que quedará en el libro de la historia de nuestra Venezuela, como uno de los más sombríos.

Nadie tiene que venir a decírnoslo… Nuestro compañero Leopoldo López y todos los presos por razones políticas merecen justicia, y ella no es más que su libertad plena.

Pero a esa cúpula del gobierno y a sus verdugos lo que les gusta es mantener a nuestra Venezuela en la oscuridad. No hay que observar mucho para darse cuenta que la justicia en nuestro país está podrida.

s más que evidente que la intención de este gobierno es aferrarse al poder bajo cualquier condición y apelando a cualquier medio para ello, esta vez con una amplia escalada de conflictividad política, para intentar tapar su mega fracaso en lo económico, político y social.

Es por ello que, frente al estiércol que ha sembrado Nicolás Maduro y su grupito en nuestra Venezuela, los venezolanos debemos estar más unidos que nunca y derrotarlos en el único terreno en el que ellos no saben estar, el de la paz… Y esa paz no significa que seamos pendejos, esa paz es el único camino que nos permitirá lograr un verdadero cambio.

El país clama justicia, no revancha. Es mucho el daño que han hecho dividiendo a las familias y a las comunidades en dos bandos, como si fuéramos enemigos de una guerra. Ese no es el espíritu de los venezolanos. Los venezolanos somos personas de bien, que siempre hemos ayudado a nuestros hermanos, a nuestros vecinos. Por eso, ese capítulo oscuro en la historia de nuestro país debemos cerrarlo y dejarlo atrás.

Y podemos hacerlo juntos, con unión y más unión entre todos. Rescatemos ese sentimiento de hermandad que nos caracteriza, unamos entre todos a tantas familias dividas. Yo sé que juntos podemos hacerlo. Yo creo en la fuerza que cada uno de nosotros tiene para salir adelante, para salir de esta crisis.

El cambio es posible, con todos y para todos. Y hoy, más que nunca, debemos entender que el camino para lograr la libertad de Leopoldo López y todos los presos por razones políticas empieza el 6 de diciembre, con tu voto, con el mío, con el de tu vecino.

Ese camino para la libertad de todos ellos está en manos de cada venezolano, nosotros tenemos la llave para abrir esas prisiones y las prisiones que este gobierno ha querido imponernos a través del miedo. Esas prisiones que hoy nos impiden tener un aparato productivo robusto, mejores empleos, salarios dignos, seguridad jurídica y personal.

Salgamos todos a sumar voluntades. Cree en ti, cree en tu hermano, cree en tu vecino, cree en cada venezolano que saludas en la calle. En nosotros está la fuerza para salir de la crisis. Vamos que juntos si podemos. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!