Caracas, 31 de mayo de 2015.- En los momentos de crisis por los que pasa actualmente nuestra amada Venezuela, tenemos que tener más que nunca presente que solo la conformación de una fuerza social indetenible nos llevará a lograr el cambio. Solo unidos y organizados alcanzaremos las transformaciones que todos soñamos, porque Venezuela unida tiene vida.
Debemos tener claro que la unión se construye a partir de una visión compartida, de una esperanza anhelada, de un fin o una causa común. La unión debe ser sustento, fuerza y valor para hacer que lo imposible se haga posible. Junto con la determinación y el compromiso, solo la unión hace que la tarea más difícil parezca fácil, porque la unión nos hace poderosos.
Hacemos esta reflexión, porque al único que le interesa la división y la confrontación es al gobierno nacional. Debemos tener claro que en estos momentos de crisis, el conflicto y la confusión, son el aderezo perfecto de la comida amarga que el gobierno quiere que nos sigamos comiendo. Ellos juegan a que tiremos la toalla, a que no sigamos luchando, a que nos gane la desesperanza. Eso jamás, debemos resistir y avanzar.
Ahora más que nunca debemos dejar el pellejo para lograr el cambio. La tierra de Bolívar nos necesita a todos, porque lo que nos estamos jugando es el futuro de nuestro país. El objetivo debe ser construir una fuerza colectiva para explorar y sostener una transformación fundamental y constructiva. El cambio que estamos bregando todos los días, en la calle, junto a nuestro pueblo, debe ser pacífico, constitucional, electoral y democrático.
En esta batalla que estamos librando el miedo no tiene cabida, porque el adversario que enfrentamos es cruel y, por todas las vías, busca desmoralizarnos. A ese adversario debemos darle una lección en las próximas Elecciones Parlamentarias. El objetivo es ganar y cobrar, porque no les podemos permitir que sigan empujando a nuestra Venezuela a un abismo.
Y es que la boleta académica del gobierno de Nicolás y sus enchufados, tiene muchas asignaturas pendientes. Raspados están él y la mayoría de sus ministros, porque no han sabido ser eficientes. Lejos de demostrar buen rendimiento, este gobierno está plagado de repitientes. Ya es una costumbre, ver a altos funcionarios que han fracasado una o más veces en la gestión de una entidad pública, que lejos de ser apartados de sus funciones o ser investigados, si fuere necesario, son trasladados a otra dependencia pública para que sigan cometiendo sus desmanes y arruinando a la nación. Esos rostros son las caras de siempre, los reciclados de siempre, que pasan de cargo en cargo, para amparar los intereses económicos del grupito que está destruyendo el país.
Esos rostros, esas caras, son quienes nos han llevado a que estemos viviendo la peor crisis de toda nuestra historia. Son los responsables de la inflación, la escasez y el desabastecimiento. Son los responsables de que a nuestro pueblo se le vaya la vida en una cola para comprar productos básicos. Son cómplices de la corrupción y del lavado de dinero. Ellos son un huracán de destrucción que pretende seguir borrando de la faz de nuestra hermosa Venezuela, todas las cosas buenas que nos identificaban como país.
Esos mismos enchufados reciclados son también los responsables de la crisis de los servicios públicos y del colapso de nuestro sistema de salud. Su fracaso en cifras alcanza además 20% en desnutrición infantil, 35% en desempleo rural y 22% en desempleo urbano. Son los responsables de que los niveles de pobreza ronden el 50%, y de que la pobreza extrema esté en 21%, valores estos muy semejantes a los existentes en la década de los 90.
A ellos, los podemos llamar perfectamente Judas, porque venden permanentemente a nuestro pueblo. Ellos mienten diariamente por televisión y muy pronto saldrán a la calle a seguir engañando como siempre, a ofrecer villas y castillas a nombre de la gastada revolución. Por eso nuestro pueblo debe tener todos los sentidos muy despiertos para decirle NO a ese modelo corrupto e incapaz. Seguramente vendrán a tocar puertas, es el momento de cerrárselas definitivamente y blindar las cerraduras con la fuerza de la unión, del cambio y del progreso.
En la Venezuela actual, el 80% del país exige un cambio y la gran tarea que tenemos todos los que conformamos la Unidad es construir uno que sea indetenible, y eso pasa necesariamente por la consolidación de la Unidad perfecta, para lograr la mayoría en la Asamblea Nacional. No nos estamos jugando una elección cualquiera, es momento de dejar de lado las aspiraciones personales y que prevalezca el interés general, para que a través de un nuevo Parlamento iniciemos el cambio. La Unidad es plural y le pertenece a todos los venezolanos. Tenemos visiones distintas, pero un objetivo común que es cambiarle el rumbo a nuestro país.
Es hora de alzar la voz, de levantar la bandera del futuro y del progreso. Los problemas que enfrentamos a diario deben ser la excusa perfecta para que nuestra fuerza se incremente. La esperanza de que podemos superar juntos la crisis que nos embarga debe ser el alimento para alcanzar el cambio que todos nos merecemos. Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela. Sobran razones para unirnos.