Caracas, 09 de febrero de 2015.- “Este gobierno se sigue equivocando”, con esa frase inició su intervención Antonio, durante una asamblea popular que hicimos esta semana en Panaquire, en nuestro municipio Acevedo de Barlovento. Nos decía que, a sus 64 años, jamás había visto a un gobierno tan torpe, que cree que poniéndole una camisa de fuerza al esfuerzo privado solucionará el drama de la escasez generada por el fracaso de su modelo político y económico. No podemos estar más de acuerdo con Antonio. Con este modelo se dedicaron a expropiar tierras y empresas productivas, destruyeron la producción nacional. ¿Y quién paga los platos rotos? El pueblo venezolano.
Antonio es un pequeño productor de cacao, cuyo oficio se ha visto afectado por la escasez de insumos agrícolas. Nos contaba que ha vivido en carne propia el viacrucis que significa conseguir las semillas y los fertilizantes, para llevar a feliz término lo poco que logra cosechar. “Y todavía Nicolás tiene el descaro de hablar de una supuesta guerra económica. Eso es lo que ellos quieren hacer ver”, ironizaba.
Este barloventeño tiene razón. La única guerra que los del gobierno libran a diario es contra el pueblo y contra lo poco que aún funciona en nuestra Venezuela. Lo que ocurrió esta semana con una red de farmacias y una red de distribución de alimentos así lo confirman. Y eso lo tienen claro muchos venezolanos que, como Antonio, creen que los que deberían estar presos son quienes se robaron más de 25 mil millones de dólares de Cadivi, los que quebraron Sidor, Pdvsa y las empresas expropiadas.
Los del gobierno insisten en responsabilizar y trasladar a otros su ineficiencia e incapacidad. Pretenden confundir a nuestro pueblo con juegos de palabras y discursos baratos. Para ellos, las colas en los establecimientos del Estado son porque nuestro pueblo tiene mucho dinero para comprar, pero las colas en los establecimientos privados son producto del sabotaje de los empresarios. También tratan de justificar lo injustificable diciendo que los comercios solo abren tres de 10 cajas y por eso las colas. Hasta han llegado al colmo de decir que la oposición ha infiltrado extraterrestres en las colas.
Cuánto cinismo y descaro de esta gente. Cuánta indolencia. Ya nuestro pueblo no se come esas mentiras. ¿Cuándo entenderán que con amenazas y expropiaciones no se soluciona la crisis económica? ¿Cuándo entenderán que mientras más controles pongan, más se profundiza la crisis económica y aumenta la desconfianza? Así nadie invertirá en nuestra Venezuela. Y no olvidemos que ningún país avanza si el Estado no trabaja conjuntamente con el esfuerzo privado, que es el sector del país que más empleo de calidad genera. Un gobierno que amenaza es un gobierno cobarde.
Por cierto, esta semana se cumplieron 12 años del nacimiento del mayor antro de corrupción que ha tenido nuestra Venezuela. El 5 de febrero de 2003 este gobierno instauró el control de cambio y creó la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Las consecuencias de mantener por tanto tiempo este control son que hoy nuestro país tiene la inflación más alta del mundo, además de escasez, recesión, fuga de divisas, incremento de importaciones, destrucción de la producción nacional, distorsión de precios y corrupción.
Si hay algo que debemos tener claro los venezolanos es que con Nicolás y su gobierno de enchufados no tendremos progreso. Este gobierno no rectificará, no dejará de amenazar al esfuerzo privado en el país. Seguirá escurriendo sus responsabilidades y cerrándoles a los venezolanos las puertas del futuro. Solo unidos podremos impulsar los cambios que esta hermosa patria, hija de Bolívar, reclama.
Si este gobierno no entiende que la única manera de combatir la escasez es produciendo y apoyando al esfuerzo privado, el pueblo más temprano que tarde se lo hará entender. Eso le decía Carmen a sus vecinos de la comunidad agrícola de Agua Amarilla-Palmira, en la Parroquia Nueva Cúa, de nuestro municipio Urdaneta en Valles del Tuy. Confesaba estar cansada de que el gobierno juegue con sus necesidades. “La comida del pueblo es sagrada y ellos se están burlando de nosotros. La paciencia tiene un límite. Por eso en mí comunidad llevamos tiempo organizándonos, trabajando unidos en la solución de los problemas, porque además de la Vinotinto a los venezolanos hoy nos unen los problemas. Es la hora del cambio”, aseveraba mientras abrazaba a una de sus nietas.
Esta es la reflexión que queremos dejarle hoy a todos los venezolanos. Queremos que las palabras de Antonio y Carmen retumben en todos los rincones de nuestra Venezuela. Éste es el momento perfecto para impulsar los cambios y que los venezolanos tengamos un gobierno que promueva un gran diálogo nacional, respetando las ideologías de cada quien, para que juntos, gobierno, esfuerzo privado y trabajadores, unifiquen criterios en aras de sacar de una vez por todas a nuestra Venezuela de la profunda crisis económica, política y social que estamos viviendo.
hora de que en nuestra Venezuela cambiemos un modelo desfasado por uno que brinde y garantice seguridad jurídica, para atraer nuevas inversiones nacionales y extranjeras, que generen fuentes de empleo, producción y productividad. Un modelo que devuelva a sus antiguos dueños los 4.000.000 de tierras que fueron expropiadas y confiscadas, y que hoy se encuentran improductivas, para ponerlas a producir.
Ya lo hemos dicho, nuestra Venezuela tiene el activo más valioso que puede tener un país, ese activo es su pueblo, su esfuerzo, el talento que tenemos y que debemos aprovechar. Apoyando a nuestros productores nacionales, más del 70% de la canasta alimentaria puede ser Hecho en Venezuela. Nosotros ya presentamos al país parte de nuestro plan para sacar a Venezuela adelante. Hoy volvemos a poner sobre la mesa nuestro plan para activar el campo venezolano. ¿Cómo lo activamos? Apoyando a nuestros productores a través de la entrega de créditos y brindando capacitación.
Pero para que eso sea posible es necesario un cambio que nos permita aprovechar el potencial de cada uno de nosotros en beneficio de cada venezolano. No nos cansaremos de decir que nuestra Venezuela tiene más futuro que pasado y más futuro que presente. Cada uno de nosotros somos la fuerza del cambio. Vamos Venezuela, que sobran razones para unirnos. Juntos podemos lograrlo. ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!