José Guerra: La crisis de la economía mundial


Caracas, 31 de octubre de 2022.- Los principales indicadores sugieren que la economía mundial pareciera estar entrando en una fase de estanflación, básicamente en Estados Unidos y Europa, con sus efectos propagadores hacia otras latitudes. Así, en Estados Unidos la tasa de inflación de septiembre de 2022 alcanzó a 8,2% y en la Unión Europea la inflación supera el 9%. Con ello han quedado atrás los niveles entorno al 2,5% que ambas regiones mantuvieron hasta 2021. Por su parte, la actividad económica en Estados Unidos mostró una caía de 1,3% en el primer trimestre de 2022 y en Europa sucede algo parecido al igual que en China donde la economía se está desacelerando.

Esta situación se ha exacerbado por el impacto que ha tenido la guerra en Ucrania, en particular sobre las cotizaciones de materias primas fundamentales tales como el petróleo, los fertilizantes, el trigo, el maíz entre otros productos. De esta manera, se hace mucho más compleja la gestión de la política monetaria y su efecto esperado sobre la En la reunión del FMI y demás entes multilaterales, realizada recientemente fue propicia la oportunidad para evaluar el estado de la economía mundial, la cual enfrenta la inminencia de una desaceleración y posiblemente una recesión en algunos de los países más importantes, al tiempo que la inflación se ha exacerbado, todo ello en medio de la guerra en Ucrania, que en lugar de contenerse ha escalado.

De esta manera, el FMI y el Banco Mundial presentaron las nuevas estimaciones del crecimiento mundial las cuales para 2022 fueron rebajadas a 3,2% y a 2,7% en 2023, con fuertes disminuciones para Estados Unidos y la Unión Europea.

La ralentización del crecimiento y una eventual contracción se ha exacerbado debido a que los principales bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo han acordado subidas de las tasas de interés para así elevar el costo del dinero, frenar el financiamiento y de esa manera procurar contener el alza de los precios. Ello indudablemente va tener una incidencia en los niveles de desempleo. Uno de los resultados será el encarecimiento del crédito para los países y las empresas que requieran financiamiento externo y también esa situación de recesión podría llevar a una caída de los precios de las materias primas cuyas cotizaciones han estado aumentando recientemente.  Los programas para reanimar la economía se van a tropezar con el considerable endeudamiento de los gobiernos, los cuales se incrementaron tras el masivo financiamiento para mitigar los efectos económicos y sociales de la pandemia.

Un tema que suscitó la atención en varias conferencias en el FMI fue el  referido a los dilemas de política económica que enfrentan las autoridades y la carencia de instituciones globales aptas para coordinar políticas económicas y financieras que permitan salir de la crisis al menor costo posible. Así, en la medida que siga subiendo la tasa de interés para  procurar contener la inflación en esa misma medida se acentúa la caída de la actividad económica. En el caso de Estados Unidos los aumentos de las tasa de interés ha propiciado una significativa apreciación del dólar de más del 20% en lo que va de 2022 respecto a una cesta de las principales monedas.

Por tanto, para los países en desarrollo endeudados ello ha implicado un deterioro en su posición fiscal, mayor inflación y salidas de capital. Todo ello pone de manifiesto la falta de una institucionalidad de carácter global que pueda coordinar las políticas financieras con el objeto de mitigar los impactos inviables que tendrían las medidas que habrán de adoptarse para resolver la crisis.

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