José Guerra: Cuatro miserables dólares


Caracas, 21 de julio de 2019.- La semana que está concluyendo, evidenció una caída en picada del valor del bolívar con relación al dólar. El lunes 15 de julio, el precio del dólar se ubicó en Bs 8.800, para luego saltar el 19 de julio hasta Bs 10.500, lo que refleja un aumento de aproximadamente 20%. Esta pérdida del valor del bolívar se expresa en una depauperación de las condiciones de vida de los venezolanos. De esta manera, actualmente el salario mínimo equivale a menos de cuatro dólares, el más bajo del planeta. Para alguien que observe este dato, le resulta incomprensible que un ciudadano pueda vivir con ese ingreso.

Esto ha sido el resultado de un modelo económico disfuncional y de una política económica absurda, donde ambas han destruido lo más importante para que una moneda detente el estatus de tal: la confianza. Así, cuando los venezolanos reciben bolívares por cualquier transacción en lo primero que piensan es en su conversión a dólares y ello resulta fatal para la estabilidad de la economía. Por tanto, para que el precio del dólar haya escalado como lo ha hecho recientemente, ha tenido que haber los bolívares para adquirirlo. Ello parece contradictorio con el hecho que el BCV mantenga una política de encaje de 100% sobre los depósitos de la banca, lo que se traduce en una reducción de la capacidad del sistema financiero para prestar. Esta situación está creando una aparente paradoja derivada del hecho de que, a pesar de la astringencia monetaria, el bolívar se deprecia a un ritmo acelerado y de allí, que es muy probable que en los próximos meses veamos un rebrote de la inflación.

Se configura así, un cuadro terrible de severa contracción de la economía, significativa pérdida de valor del bolívar y, en consecuencia, una aceleración de la inflación, con lo cual las remuneraciones de los venezolanos continuarán cayendo, lamentablemente. Con un salario de apenas cuatro dólares, es imposible que la economía se recupere porque la demanda agregada siempre será insuficiente. Así, estamos en un círculo vicioso que demanda un cambio de modelo económico y político de manera urgente y en eso se concentran los esfuerzos del Plan País.

El socialismo del siglo XXI ha destruido a Venezuela. Recuperar la actividad económica  tiene que hacerse al unísono con la eliminación de la hiperinflación y para ello resulta fundamental un menú de políticas que solamente un nuevo gobierno  estará en condiciones de hacer ante el estado catatónico en que se encuentra el régimen de Maduro, incapaz de adoptar cualquier política sensata. Los venezolanos de hoy estamos obligados a luchar por mejorar las condiciones de vida de nuestros compatriotas para que no sigan devengando estos miserables cuatro dólares.

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