Lucio Herrera: El reto de Luis

Valencia, 26 de diciembre de 2018.- La selva húmeda lo recibe y acoge en su profundidad. El camina lento cargando un morral pesado lleno de viejos sueños, esos que conserva desde siempre, nacidos en su infancia, forjados en su adolescencia y juventud, añejados algunos en barrica de madera de su propia esperanza, rotos otros olvidados en las bodegas del tiempo.

Había iniciado su andar temprano en la mañana y al poco rato ya estaba subiendo frente al imponente escenario natural, y allí seguía poco a poco, entre la calma y su silencio, avanzando en medio de la duda y la certeza.

Súbitamente levanta la cara y se encuentra de frente con la montaña, vieja conocida que le hace el mismo reto de otrora. Entonces siente que lo increpa y hasta lo desprecia por que no sabe responder al desafío que le lanza como insolente grito, tal vez porque ya los conflictos que no resuelven nada le resultan inútiles y un careo intrascendente dejó de importarle hace mucho.

Luis avanza con en su lento andar hasta que el jadeo incesante le impone un alto en el ascenso. Mira lo que ha avanzado y sus ojos aprecian el cambio de vegetación, de color del terreno que ahora es marrón de cerro arriba, cuando el calor de abajo se vuelve el frío  templado de los altos de la Cordillera de la Costa, esa que divide el azul caribe del verde de los valles centrales.

Mientras camina su pensamiento emigra a otros planos, no todos existenciales, a dimensiones de lo supra material donde todo se percibe y poco se comprende. Es el abrigo del alma que cubre más allá del vestido del cuerpo, como manto grueso sobre esa chaqueta envejecida por el uso y los años.

Y de pronto luego de una sucesión de pasos cortos llega a la cumbre de la imponente fila.  A su derecha el Pico Hilaria invita a conquistarle, para beber de su teta desnuda que apunta al cielo la leche de vida que amamanta al corazón latente de una tierra generosa, lastimada pero viva.

Allí frente a sus ojos se abre inmenso el Mar de las Antillas. Ese Caribe Venezolano con su variación de tonos desde el aguamarina de sus playas al índigo de lo más profundo. En su rostro sudado siente esa brisa fuerte que viene y empuja hacia arriba a la bruma marina, madre de la neblina que mora en lo alto besando picos y abrazando las faldas de la sierra.

Tras su paso quedó aquel mal recuerdo que hace pocos días quemaba su mente y laceraba sus sentimientos, cuando sin esperarlo se separó de un amor que partió sin retorno cierto, dejándolo con el orgullo quebrado y el corazón partido al no poder responder a la insinuante propuesta  de abandonar el terruño para aventurarse en un éxodo dudoso.

Luego de su ascenso, perdida la vista en la lejanía, solo puede recordar, porque lo vivido es letra conocida y el porvenir es cuaderno abierto de hojas blancas sin trazos ni colores. Entonces del abismo llega y se presenta un nuevo sentimiento, que de percepción se va haciendo emoción. Es vacío que necesita ser llenado, pasión bruta como cristal de roca sin pulir, son esas ganas de escribir la propia historia, en personal caligrafía, sin temor a los errores de redacción u ortografía que imponen los convencionalismos y las tendencias recientes. Porque lo que pasa en su Venezuela no tiene epílogo ni final, es una historia que se hace y sigue haciéndose con los lápices del devenir y la tinta de los acontecimientos.

Al emprender el regreso vuelve convencido de que valle abajo hay mucho que realizar. Es el reto del retorno cierto al fuego de su hogar. Al propio huerto donde siempre habrá  terreno que preparar para una nueva siembra. Después de todo siempre volverá a oler a mojado cuando lleguen las lluvias y reverdezca de nuevo, por muy cruda que haya sido la sequía y arrasadora la candela de los tiempos duros.

Allí viene Luis, viene caminando ladera abajo, con la cara roja de sol de montaña y con el corazón latiendo más fuerte que ayer. Se reencontró con su reto allá en lo alto, lavó con llovizna de cordillera su derrota de amor perdido pero encendió su espíritu de renovadas ganas para emprender otras causas y enamorarse de nuevo. Es su historia y el decidió escribirla en su propia tierra.

blog comments powered by Disqus