Capriles: ¿Unidad? Sí, para cambiar este desastre


Caracas, 30 de octubre de 2017.- “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”, decía Julio Cortázar; y es que con todo lo amplio y maravilloso que es el diccionario hay emociones y sentimientos que no pueden describirse ni con todas las palabras.

Ningún venezolano hoy podría explicar cómo se siente frente a lo que vivimos en nuestra Venezuela, porque la realidad nos sobrepasa. Hace dos décadas llegaron con la boca llena de promesas, criticando todo lo que existía hasta el momento y asegurando que lo iban a hacer mejor, que iban a resolver todos los problemas del país, llenando de ilusiones sobre todo a quienes más necesidades tienen.

Dos décadas después, y lo repito porque se dice fácil pero son muchos años, la situación de nuestro país es peor que la que existía en 1998.

En Venezuela, la crisis de alimentos ha venido aumentando y ha llegado al punto de ser una emergencia humanitaria, tanto que mueren semanalmente entre 5 y 6 niños por desnutrición, y las proyecciones indican que pueden llegar a morir 280.000 niños por esta causa.

El déficit nutricional es de 70%. La desnutrición infantil grave llegó al 15% en el mes de agosto y 33% de la población infantil ya presenta retardo en el crecimiento. Un daño tanto físico como mental que los afectará el resto de su vida porque están en plena etapa de crecimiento.

Según la FAO, Venezuela es el país con más aumento en el número de subnutridos, es decir, de personas mal alimentadas. En 2015 había 2,8 millones de personas con subnutrición y para 2016 esta cifra aumentó a 4,1 millones de personas que padecen el problema.

A esto debemos sumarle que el 80% de los venezolanos sólo comen dos veces al día, y la cantidad y calidad de los alimentos ha bajado debido a la escasez y la inflación, que se estima este año 2017 cierre en 1,033%. Solo en el mes de julio hubo una inflación de 26%, imagínense, la inflación de un mes fue superior a la de Perú en los últimos 10 años.

Unos 4,5 millones de venezolanos comen una vez al día y a veces cada dos días, según el estudio que realizó Cáritas. No en vano cada vez vemos más venezolanos comiendo de la basura. Y cómo no va a ocurrir esto si tenemos un desgobierno sentado en Miraflores, que ni se ha inmutado ante el alarmante dato de que ya para el 2016 el 81,8% de los hogares en Venezuela vivían en pobreza, de los cuales 51,51% sobrevive en condiciones extremas. Un gobierno responsable hace tiempo hubiese dado un paso fuera del Palacio para ver lo que está pasando.

Y justamente una de las razones de nuestra lucha ha sido la apertura de un canal humanitario para alimentos y medicinas, e incluso viajamos a Colombia (antes de que ilegalmente nos quitaran el pasaporte) para tramitar algunas ayudas hacia ese objetivo. Con este canal humanitario podríamos ayudar a frenar la crisis que estamos viviendo, y que padecen quienes menos recursos poseen, al traer alimentos directamente a las comunidades y medicinas a los enfermos.

Ejemplo de que esto se puede hacer es el plan Escuela Solidaria que hicimos en las escuelas de nuestra Miranda durante el periodo vacacional para garantizar la alimentación de los niños en las comunidades con más necesidades de nuestro estado, llegamos a servir 316.548 platos de comida. Un programa que hicimos gracias a la ayuda de los venezolanos de buen corazón que a través de donaciones hicieron que alimentar a 24.682 niños fuera posible.

Porque cuando un problema te desborda debes primero reconocerlo y segundo aceptar la ayuda que se te ofrece e incluso buscarla, pero el régimen ni siquiera reconoce el problema, porque para Maduro y su camarilla, el hambre de los venezolanos es un medio para alcanzar su objetivo de perpetuarse en el poder.

Este objetivo único que tiene el desgobierno se ha hecho evidente desde hace tiempo y cada vez con más fuerza. El año pasado cuando no fijaron fecha para las elecciones regionales como correspondía, después de que la Unidad ganara con amplio margen la Asamblea Nacional, fue una primera señal de lo que se estaban tramando. Añadido a que se negaron a convocar el Referendo Revocatorio después de que sorteamos todos los obstáculos que nos pusieron.

Tras las protestas cientos de venezolanos en las calles quisieron bajar la presión con el invento del fraude Constituyente, porque no encontraron apoyo ni en los venezolanos y ni en la comunidad internacional, que ya tenía su mirada puesta en nuestra Venezuela ante las atrocidades que Maduro y su camarilla venían cometiendo contra los venezolanos, llevándose por el medio nuestra Constitución y todos los principios y derechos humanos, mostrando su cara dictatorial.

Gracias a la voz de los venezolanos en cada rincón de nuestra Venezuela y a la presión de la comunidad internacional, logramos que se convocaran las elecciones regionales. Si, sabíamos que no sería fácil y empezamos a ver como a horas de las elecciones nos cambiaban las reglas del juego, aún así decidimos ir, convencidos de que una vez más podríamos burlar las trampas del desgobierno y ganar ante el fraude; y porque si queremos seguir mostrando las costuras de este grupo que tiene secuestrado el poder debemos seguir accionando. Entre enfrentarse al fraude en unas elecciones y no hacerlo, la opción de enfrentarlo era necesaria para poder demostrarlo. No hacer nada no podía ser una opción.

Y aunque en algunos estados el CNE impuso el fraude, como en Miranda y en Bolívar, en otros cinco estados, bajo las peores circunstancias, logramos imponernos. Lo que ocurrió después es lamentable, cuatro de estos cinco gobernadores electos se subordinaron ante el fraude Constituyente contra el cual luchó el país. Además se dijo hasta el cansancio que no se reconocería y allí entra la pregunta ¿Hay principios? ¿Hay respeto a la gente a la que se le pedió votar? Mi respuesta está en que Juan Pablo Guanipa representó por lo que siempre hemos luchado, la política con principios y coherencia, que nos permita realmente cambiar a Venezuela y dejar atrás los viejos vicios y los de hoy potenciados.

Mientras el desgobierno sigue jugando con las necesidades de la gente e irrespetando la voluntad de un pueblo que a gritos pide cambio, nos toca a quienes creemos en la Venezuela de progreso, en la Venezuela de lo posible, seguir luchando. Los venezolanos necesitamos superar la crisis, no solo de forma sino de fondo.

Cuando uno ve la situación económica del país, donde la Canasta Básica Familiar cuesta casi 4 millones de bolívares, mientras el sueldo mínimo es de 136.500 bolívares, es decir, que el sueldo de un trabajador solo alcanza para adquirir el 3,4% de los productos de la canasta; sumado al aumento del pasaje del transporte público, que tampoco es suficiente para los transportistas porque no les alcanza para los repuestos; cuando uno ve la destrucción del campo y el desincentivo de la producción, que nos hace más dependientes de las importaciones, pero que las importaciones bajan cada vez más porque ya no hay divisas suficientes y debemos empezar a pagar las deudas en la que nos metieron estos delincuentes, lo que va a traer más escasez y por ende el aumento de todos los precios; cuando uno ve la devaluación de nuestra moneda, que el dólar va disparado hacia los 50.000 bolívares, y eso lo hace a usted más pobre; cuando uno ve que cada día la vida del venezolanos es más difícil y cada día hay más gente pasando hambre, que cada día hay más gente que está despidiendo al hijo o nieto porque se va a otro país… Cuando nos enfrentamos a esa realidad que vivimos los venezolanos, yo me pregunto: ¿es tiempo de rendirse o es tiempo de luchar con más fuerzas para cambiar el rumbo de nuestro país?

Frente a lo que vive nuestra Venezuela, hoy más que nunca debe haber compromiso y conducción. Nadie se cree, ni dentro ni fuera de nuestras fronteras, el resultado del 15 de octubre bajo esta situación que vive el país.

Todo lo que ha venido pasando nos da la oportunidad de construir una nueva Unidad, no la que quiere Maduro, no la que baja la cabeza, no la que interpone los intereses de alguien. Es tiempo de construir la Unidad con principios, que dé respuestas; una Unidad que ponga a Venezuela por encima de todo.

Nosotros llegamos a la política a cambiar el presente que tenemos, pero también los motivos que nos llevaron a esto. Vamos a promover una Unidad que siga luchando para lograr el cambio del país.

Sabemos que en estos momentos estamos llenos de emociones y sentimientos, y a veces nuestra emocionalidad no nos deja avanzar; pero no podemos quedarnos con esas emociones y sentimientos dentro y no hacer nada con ellos, tenemos que buscar la forma de expresarnos, no podemos quedarnos quietos, debemos activarnos y seguir luchando, porque nuestro país no es de un grupito que ha decidido robárselo, Venezuela es de tus hijos, de tus nietos, Venezuela es tuya, es de todos, y luchar por ella siempre valdrá la pena.

¡Dios bendiga a nuestra Venezuela y nos de fuerza para seguir luchando!

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