Caracas, 15 de octubre de 2017.- Muy dramático, sin duda alguna, es el momento que le toca vivir hoy al glorioso pueblo venezolano. Nos sometemos a ese tipo de situaciones que en distintas oportunidades de cada persona nos colocan ante un evaluador de nuestras capacidades o responsabilidades, para determinar si somos o no aptos para ejercer la posición a la que aspiramos, o al veredicto que nos absuelve o nos condena en el juicio que nos toque librar.

Hoy, en efecto, nos corresponde demostrarnos a nosotros mismos como pueblo y al mundo como nación, si somos merecedores de vivir en democracia o, si por el contrario, estamos obligados a cargar con la culpa de mantenernos sometidos a un régimen que nos roba y pisotea nuestros derechos y libertades.

El momento ha llegado después de tantas vicisitudes, de tan dolorosas experiencias como ver asesinados a decenas de nuestros jóvenes frente a las balas asesinas del régimen,  ver partir hacia destinos inciertos a nuestros familiares más queridos, en busca de patria en tierras lejanas, porque en la que nos pertenece hasta el propio nombre de patria nos lo han robado, para medir de qué tamaño es nuestra verdadera capacidad de lucha y resistencia como pueblo.

No es tarea fácil la que nos toca resolver; las pruebas a las que nos somete el régimen son muy duras. Con el mayor descaro utiliza Nicolás Maduro, y todos sus cómplices bien pagados con los recursos de los venezolanos, las distintas instancias de poder ilegítimamente constituidas, como el TSJ, CNE, ANC, y ahora también el Poder Público (Fiscalía y Defensoría del Pueblo CGR), para someternos a sus arbitrarias y humillantes decisiones con la que pretenden convertirnos en borregos con el cuento de un “país potencias” solo posible en sus maltrechas y malintencionadas mentes.

Todos somos conscientes de las incesantes mentiras y trampas que nos tienden a cada momento, con el deliberado propósito de cerrarnos el paso en nuestra marcha hacia la reconquista de nuestra democracia y libertades; pero, de parte de nuestro pueblo, conocemos de la férrea voluntad de una enorme porción de venezolanos que, conscientes de tal situación, expresa su decisión de vencer las trampas y obstáculos para apartarnos del camino elegido.

Y es precisamente a ese lado del país, a quienes se ubican en el lado correcto de la historia,  al que dirigimos nuestro llamado a integrarse a aquellos que todavía hoy tienen dudas sobre las razones que nos mueven a concurrir al proceso electoral de hoy que, por encima de los obstáculo, podrá permitirnos ejercer nuestro constitucional derecho al voto.

Porque si algo debe estar claro en este momento es que el primer interesado en la abstención del opositor es el gobierno y  sus dirigentes con cuentas pendientes por pagar, ante el país y en aquellos donde la justicia funciona, sus deudas con la sociedad. De la misma manera, es necesario entender que, contrariamente a lo que pregonan los malhechores del régimen,  acudir a votar no es precisamente aceptarlo como presunto beneficio otorgado al pueblo por la Constituyente, sino porque, en primer lugar, se trata de un derecho de los venezolanos consagrado en la Constitución de la República que nos disponemos ejercer, incluso con retardo debido a las trampas del CNE; y en segundo término, entre otras razones, porque por su carácter de ilegítimo ampliamente demostrado, los gobernadores que resulten elegidos no están obligados, de acuerdo a precisamente a esa Carta Magna vigente, porque se trata de decisiones propias del pueblo soberano en cada estado de la nación.

Por otra parte, podemos preguntarnos, con qué cara podríamos seguirnos presentando ante los países civilizados del mundo ante un triunfo electoral del régimen, si estamos verdaderamente conscientes que los principales aliados en esta lucha del pueblo venezolano ha sido la comunidad internacional.

De manera que a estas alturas no hay mucho más que argumentar, para insistir en la importancia de que cada uno de nosotros aporte su parte de esfuerzo, para que la presentación de esta prueba final resulte decisivamente exitosa para la causa del retorno a la democracia.