Reinaldo Aguilera: Entre triunfos y derrotas te veas


Caracas, 07 de agosto de 2017.- Con todos los acontecimientos que vienen ocurriendo y el sin número de análisis o puntos de vista de muchos, no podemos perder el foco de lo que en materia electoral está sucediendo. Si bien es cierto que el actual CNE está muy cuestionado y que el escenario ideal sería un organismo electoral con rectores probos y credibilidad en sus acciones, lo real es que el régimen con sus herramientas a la mano, seguirá avanzando con o sin oposición.

Para el momento de la redacción de este artículo, se está iniciando el lapso de postulación de candidatos a las elecciones de gobernadores y diputados a los Consejos Legislativos Estatales. Ahora bien, surge el gran dilema, ¿la oposición debe participar?

Aunque muchos, como en mi caso no confiamos en el árbitro electoral actual, la línea indica que debemos inscribir las candidaturas, porque de lo contrario el régimen inscribiría a los suyos y con la total discrecionalidad con la que está actuando, basado también en las decisiones de la recién designada Asamblea Nacional Constituyente, no podemos dejar espacios sin cubrir y menos el ámbito electoral en el cual la oposición ha demostrado tener fortaleza, eso sí cuando se cubren los extremos legales y administrativos que garantizan esos procesos.

Tal vez las dudas son mayores que las certezas en cuanto a la transparencia de los procesos por venir y sobre eso efectuamos las advertencias debidas, pero hay que dejar en claro que el mal gobierno de Maduro le teme al electorado, al de verdad y esa es una señal que indica que debemos inscribir candidaturas y esperar las reacciones, alguna de ellas podría ser incluso la suspensión de la elección. Cualquier cosa es posible.

La vía electoral es la única menos traumática para generar un verdadero cambio de gobierno en nuestro país. Existen otras vías quizás más rápidas según algunos, pero no son las mejores, además que entraríamos en una espiral de violencia que es el terreno adonde al régimen le gustaría tenernos y así justificar sus acciones.

En la actualidad, mientras quienes están gobernando lo hacen sobre muertos y sangre, carentes de toda legitimidad, observados y sancionados por el mundo entero, nosotros los demócratas tenemos que aprovecharnos de esas circunstancias para jugar en todos los tableros posibles y no ceder espacios: presión de calle, elecciones, negociación, presión internacional. Parafraseando al muy respetado Fernando Mires: “No hay nada más callejero que las elecciones”.

Por años, el chavismo - madurismo ha jugado a convertir los triunfos de la oposición en derrotas y muchos le siguen el juego atacando a quienes lideran el proceso de cambio. Definitivamente eso es incorrecto, debemos saber leer entre líneas y entender que existen múltiples factores que debemos evaluar y no uno solo a la hora de tomar decisiones.

Queremos destacar el hecho de que el inscribir candidaturas no anula en absoluto que se continúen ejerciendo otros mecanismos de presión en paralelo, por el contrario, se trata como lo indiqué, de cubrir la mayor cantidad de espacios que bloqueen las acciones del régimen actual. Como decimos en nuestro país: la pelea es peleando. Así tenemos que observarlo y no como negociaciones que van en contra de las luchas que ya llevan más de 4 meses ininterrumpidos por parte de todos.

Con asombro vemos como la Asamblea Nacional Constituyente, cuyo origen es fraudulento e inconstitucional, a 24 horas de instalada procedió en contra de la Fiscal General de la República, es decir contra la institucionalidad vigente, por lo cual debemos estar más que nunca unidos quienes deseamos un verdadero cambio de rumbo en nuestro país.

En los momentos que estamos viviendo, cabe destacar algo que puede dar luces sobre la oscuridad en la cual muchos se encuentran. De acuerdo al DRAE, en su 25ta edición, la oclocracia es el gobierno de la muchedumbre o de la plebe. En la filosofía y la política, Aristóteles de Grecia, consideraba que la oclocracia era el gobierno de los demagogos en nombre de la muchedumbre y, por tanto, una degradación de la democracia. Esa es la dirección que el actual régimen está tomando y hoy estamos en presencia de un Estado donde no hay gobernabilidad, situación que atentará, tarde o temprano contra el mismo Maduro y sus seguidores.

En ese sentido debemos ver el plano completo de lo que sucede y no solamente una parte de él, para así tomar las medidas correctas en el futuro cercano, para atacar los problemas relativos a la implementación e impacto de políticas públicas con énfasis en aspectos sectoriales como la alimentación, salud, educación y pobreza. Para ello, tenemos que estar claros en no dejarnos abrumar por los ataques que intentan reflejar derrotas donde ha habido victorias importantes y construir más triunfos, soporte de quienes queremos una Venezuela próspera y de oportunidades para todos por igual. Así de simple y sencillo.

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