Juan José Moreno: Se consolida el reino del hampa


Caracas, 26 de junio e 2017.- Mientras crece exponencialmente la presencia de efectivos policiales y de la guardia militar, así como del equipamiento para el combate contra ciudadanos que exigen su derecho a expresar su descontento ante los órganos del poder público nacional, disminuye la acción de los organismos destinado a la protección del público y combate del crimen, evidenciando la terrible situación que caracteriza al momento actual, como es la consolidación del reino del hampa en Venezuela.

Desde hace algún tiempo desde la funesta aparición del chavismo en Venezuela se observa, por una parte el nacimiento y proliferación de agrupaciones que forman parte de una modalidad delictiva inédita en la historia del país, que conforman el hamponato político surgido en tiempos de Hugo Chávez y desde entonces conocidos como colectivos, que actúan como elementos de amedrentamiento e incluso de asesinato contra quienes ejerzan su derecho a la protesta; por la otra el fortalecimiento de los grupos tradicionales del hampa común, repotenciado como consecuencia de su alianza con organismos del Estado venezolano que además de asignarles espacios de la geografía nacional bajo el eufemístico nombre de “territorios de paz”, los dotaron de potentes armas que suelen exhibir en las frecuentes demostraciones de fuerza que le permiten exhibir su poderío e impunidad con las que actúan.

Pero más lamentable y escalofriante resulta lo que hoy está sucediendo en el país, con una fuerza policial y militar que compite en criminalidad con los citados grupos delictivos, pues tan evidenciada está tal situación que hasta el propio ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, tuvo que quejarse recientemente de las “atrocidades” atribuidas y demostradas sobre actuaciones de efectivos de la policía y de la guardia en plena acción.

Decimos que escalofriante, porque además de lo insólito que resulta presenciar cada día la muerte de algún joven de manos de los que se suponen funcionarios del “orden público”, por uso indebido de armas mortíferas contra manifestantes desarmados, la población se siente por una parte atrapada en un estado de terror, donde la dirigencia gubernamental justifica actuaciones como el brutal allanamiento con destrozos a un conjunto residencial ocurrido recientemente en El Paraíso (y antes en La Urbina y en otros sectores de Caracas y de todo el país) y enaltece la actuación de quienes actúan con desproporcionada violencia contra quienes realizan protestas.

Y mientras miles de efectivos del “orden público” son utilizados en la represión desproporcionada de la protesta, y el resto en el control de las largas colas que no cesan en los supermercados, el hampa común consolida su poder atracando al desprevenido ciudadano en cualquier lugar público, saqueando viviendas, hurtando y robando vehículos, y de acuerdo con cifras que manejan criminólogos como Fermín Mármol García, los secuestros han ascendido este año en un 10 por ciento en Caracas y en 20 por ciento en la provincia, en relación con el año 2016.

En otras palabras, los venezolanos nos encontramos en estos momentos ante un escenario de consolidación de un auténtico “reino del hampa”, donde incluso llegamos a temer que los tres grupos delictivos antes mencionados pudiesen encontrarse en un proceso de unificación para constituir la super megabanda que termine por imperar criminalmente sobre la población decente y trabajadora que constituimos la mayoría del pueblo venezolano.
De allí nuestro urgente llamado a la alta dirigencia del país para que no desmaye en su intención de unificar a todas las fuerzas políticas y morales de la sociedad venezolana, para salirle al paso no solo a esa cúpula criminal que hoy pretende usurpar la soberanía popular a través de la imposición fraudulenta de la pretendida Asamblea Nacional Constituyente, sino también para conformar ese gran frente de defensa de la Constitución y de nuestra propia seguridad ciudadana.

Apartando intereses personales y pequeño grupales, debemos atender y darle respuestas a la población en momentos como el actual, cuando lo que está en juego es la propia vida de quienes nos sentimos orgullosos precisamente por los valores morales y de solidaridad heredados de nuestros libertadores y de los demás hombres de bien que forjaron la Patria. ¡Y que nada nos detenga en el propósito que hoy nos anima, de declararnos en desobediencia civil contra los mencionados y demás atropellos a los que hoy nos encontramos sometidos los venezolanos!

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