Reinaldo Aguilera: En la frontera de la inhumanidad


Caracas, 03 de mayo de 2017.- Lo que estamos  viviendo los ciudadanos en Venezuela es en algunos casos muy difícil de narrar, el mal gobierno con su cúpula narco corrupta aferrada al poder no escucha a nadie, ni siquiera se da cuenta que hasta sus propios seguidores ya los están abandonando. Muchos escuchamos, días previos a la marcha del pasado 1 de mayo, los audios en los cuales funcionarios amenazaban a los trabajadores si no cumplían con las cuotas de relleno para la marcha oficialista, son sencillamente como se dice en el argot médico, los estertores de la muerte, de la muerte de la “Revolución” que no fue, que lo único que hizo fue empobrecer al país con las reservas petroleras más grandes del mundo y deteriorar la calidad de vida de la mayoría de sus habitantes.

El comportamiento de los miembros de los cuerpos de seguridad durante las marchas y protestas que ya cumplen un mes en nuestro país, son totalmente inaceptables, ejemplos ya hay muchos, muertos también, jóvenes que pedían y querían un mejor futuro que el presente que habían vivido, el caso de Juan Pablo Pernalete será con toda seguridad como el de Geraldine Moreno, cuyos autores dos Sargentos de la Guardia Nacional Bolivariana, hace pocas horas fueron condenados, uno a treinta (30) años de prisión y el otro a dieciséis (16) años y seis (6) meses, es decir, se les acabó la vida a esas personas, al igual que a sus familias, hijos y esposas, por haber actuado “cumpliendo órdenes” y terminar acabando a su vez con la vida de la joven Geraldine.

El comentario anterior es pertinente en el sentido de que los miembros de los cuerpos de seguridad piensan que son inmunes a tener que cumplir con las normas y leyes de la sociedad, que pueden pisotear la Constitución y llegar al extremo por supuesto de acabar con la vida de otro como está ocurriendo; de igual manera vemos como atentan, hieren y acosan a diputados violentando la inmunidad parlamentaria que es una institución normativa de carácter internacional; en fin, son muchas cosas las que nos llevan a pensar en que nos encontramos en una frontera, la frontera de la inhumanidad, en la que todo puede suceder y está ocurriendo.

Aquí el gobierno ha pasado de utilizar mecanismos para supervisar exhaustivamente a la opinión pública y determinar los focos de subversión interna y los posibles complots desestabilizadores (según ellos), a actuar directamente contra quienes pedimos cambios de modo pacífico y con base a las leyes.

Ya los corresponsables de lo que ocurre son muchos, demasiados los involucrados diría yo, desde el TSJ, pasando por el CNE y todos los que de alguna u otra forma ostentan posiciones de control y de poder en el mal gobierno del señor Maduro.

Muchas cosas se tendrán que hacer cuando esto acabe y se va a acabar, una de las primeras con toda seguridad será tener en cuenta la necesidad de salvaguardar la dignidad de la población, de toda la población y de organizar actividades de protección con apoyo de organismos internacionales, que permitan volver a la normalidad lo antes posible.

Por otra parte sin duda alguna tendrá que venir una etapa hacia lo interno y a nivel internacional que se encargue de procesar en distintas instancias a los responsables de la inhumanidad que hoy vivimos en nuestro país y para eso habrá apoyo de otros países, porque ya lo que sucede es de conocimiento mundial y ni que salga la canciller repitiendo mil veces las cosas que repite, ya nadie las cree, cosa que no sucedía años atrás.

Por lo tanto, no podemos caer en la desesperanza, no podemos desfallecer, no nos podemos permitir a quienes somos padres, fallarles a nuestros hijos en la promesa de que sí existe un país diferente al que ellos han conocido hasta ahora, que la historia no es solo Chávez y su falsa “Revolución”; que en definitiva, tal como dijo nuestro amigo @hcapriles al amanecer del pasado 1 de mayo, “La verdad está en marcha y nada la parará”, así de simple y sencillo.

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