Juan Pablo Guanipa: Tomás Guanipa


Caracas, 25 de abril de 2017.- La dictadura de Maduro sigue en su huida hacia adelante. No conforme con el malestar que ha generado, con las muertes, heridas y humillaciones a las que ha sometido al pueblo, insiste en montar ollas a través de las cuales pueda sacar del juego a dirigentes que luchan por la construcción de un cambio de rumbo en el país, indispensable para la gran mayoría de los venezolanos. El expediente podrido es el mismo para todos: Detienen a dirigentes a quienes torturan y obligan a declarar lo que les dictan, atrapan a transeúntes a quienes obligan a ser testigos de falsedades y de allí pasan a inculpar a personas más visibles y con más responsabilidades de conducción.

Es así como hicieron “hablar” a uno de los morochos Sanchez, quien dio los nombres de los diputados Tomás Guanipa, José Guerra y Marialbert Barrios. La dictadura “indujo” al joven para que los acusara de ser financistas de actos vandálicos en el Municipio Libertador. Pero eso fue antes de que sucedieran los graves hechos de El Valle donde, en medio de saqueos, murieron 11 personas. El miedo, la cobardía tanto de Maduro como de Jorge Rodríguez les hizo enfilar las baterías en contra de los diputados Guanipa y Guerra, a quienes según el dictador, han preparado las celdas de no sé cuál de las mazmorras del régimen.

A Marialbert y a José los conozco lo suficiente para saber que no tienen nada que ver con esas acusaciones y que lo que han hecho es luchar democráticamente en contra de la peor de las calamidades que ha tenido este país. Y lo han hecho en un ambiente hostil como es el oeste caraqueño, donde poco a poco hemos logrado el apoyo popular en favor del cambio en Venezuela y eso es lo que molesta a estos personajes.

Con respecto a Tomás, es mi hermano menor, así que lo conozco desde que nació. Nuestra familia siempre tuvo la influencia política gracias al trabajo y vocación de nuestros padres. A pesar de la prematura desaparición física de Manolo, su ejemplo y el de Corina, calaron hondo en cada uno de sus siete hijos. Aunque sólo Tomás y yo estemos dedicados a la política activa, es indudable que todos tenemos la sensibilidad social y la preocupación por lo que pasa en nuestro país. No somos individualistas. Las familias numerosas llevan implícitos valores de cooperación, solidaridad, trabajo en equipo que perduran para toda la vida.

Tomás se inició en la política desde muchacho y abrazó los principios de la doctrina social de la Iglesia. Obtuvo su mayor aprendizaje cuando le tocó fundar y coordinar Primero Justicia en el Zulia. Convirtió a ese proyecto en un movimiento presente en cada municipio y parroquia de nuestra región. Luego decidió irse a vivir a Caracas para ejercer a plenitud la Secretaría General nacional del partido y desde 2010 se convirtió en diputado a la Asamblea Nacional, reelecto en 2015. Ha labrado un camino y un liderazgo vigoroso en Caracas y eso es lo que no perdonan sus agresores de hoy.

En todo su desempeño político ha sabido aplicar los principios que lo formaron en el hogar y en el colegio. No concibe otro método que no sea el democrático para acceder al poder y ve a éste como una herramienta para la positiva transformación de la sociedad y no como un fin en sí mismo. Sabe y practica el principio de la subordinación de la política a la ética y jamás ha tenido algo que ver con hechos violentos de ningún tipo.

Quisieran sus acusadores, convertidos en jueces, llegarle a los tobillos en decencia, autoridad moral y hombría de bien. Hagan lo que hagan, nunca podrán vencer su actitud de lucha en favor de la democracia y de la libertad de los venezolanos. Sus bases son sólidas. Su edificio es fuerte.

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