Aragua, 19 de abril de 2017.- La  situación que vivimos los venezolanos día a día demuestra una eterna lucha para poder subsistir. Son muchas las penurias que padecemos, las cuales nos han llevado como ciudadanía a manifestar el descontento de manera pacífica en las calles.

Manifestar se ha convertido en un riesgo en contra de la integridad física y hasta de la vida misma. ¿El fallecimiento de seis venezolanos en las protestas es algo normal para este gobierno? ¿Dónde queda el derecho a la vida?

El derecho a la vida forma parte de cualquier sistema de gobierno en el mundo, es un derecho que se adquiere al momento de nacer. Todo individuo que viene a la vida viene con un cúmulo de derechos, pero también de deberes y responsabilidades.

Los derechos humanos son inherentes a todos, por igual, sin distinción de raza, sexo, religión o ideología política. Los derechos civiles y de primera generación están reconocidos en numerosos tratados internacionales: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre los Derechos del Niño, el Pacto de San José de Costa Rica, la Convención para la Sanción del Delito de Genocidio, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas y Degradantes.

Todos estos tratados buscan prevenir cualquier tipo de daño físico o psicológico que atente contra el buen vivir de cada ser humano.

El derecho a la vida no solo se limita a preservarla de la muerte, sino que repudia todo tipo de maltrato que denigre la condición del ser humano: someter a una población por el hambre y la necesidad.

Mahatma Gandhi decía “Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia” y es así.

El derecho a la vida en Venezuela se ha degradado como consecuencia de la crisis económica y social originada por los tomadores de decisiones. El aumento desmedido de precios de los alimentos, la escasez de productos y servicios de primera necesidad, las interminables colas para adquirir comida, el periplo por farmacias y centros asistenciales en busca de medicamentos o atención médica oportuna y la incontrolable violencia criminal que arrebata casi 30 mil vidas al año ante la mirada complaciente del Estado, son manifestaciones de tratos inhumanos y degradantes contra el ciudadano venezolano.

Los venezolanos se han visto maltratados física, psicológica y moralmente por parte de funcionarios gubernamentales inmersos en escandalosos hechos de corrupción, a quienes no les importa el bienestar colectivo sino los beneficios obtenidos por el mal manejo de los recursos del erario público.

Esto hace que ascienda el índice de violencia en todos los estratos sociales y que se traduce en un elevado número de secuestros, robos y asesinatos. Quien comete un actos delictivo atenta contra el derecho a la vida, a una mejor calidad de vida y niega la posibilidad de que exista un desarrollo sustentable

El derecho a la vida es también vulnerado por agentes policiales que utilizan la fuerza para dañar la integridad física, moral y psicológica de estudiantes que salen a exigir sus derechos a una educación oportuna, mejoras en las instalaciones del campus universitario y otras reivindicaciones en el área educativa, y que a su vez no son ajenos a la situación externa a las casas de estudios. Ellos también se han visto afectados por la crisis que nos arropa a todos los por igual.