Reinaldo Aguilera: Venezuela es un hueco


Caracas, 22 de febrero de 2017.- No es fácil para algunos enfrentar la realidad, pero cuando te impacta de frente no hay alternativa alguna; la realidad a la que hago mención, tiene que ver con el lamentable escenario que se nos presenta a diario a los Venezolanos al salir a las calles de nuestro país, es simplemente deprimente que teniendo la más grande reserva de petróleo del mundo, estemos como estamos a todo nivel; por solo dar un ejemplo, voy a referirme al estado de la vialidad.

El sistema de caminos, carreteras y autopistas de un país representan, sin duda, un capital de gran valor, en el que se invierten muchos  recursos a lo largo de los años, de allí que resulte sumamente importante, que los responsables de su construcción y conservación dispongan de los elementos adecuados para poder estar al día con el adecuado mantenimiento vial; en la actualidad es más que evidente la carencia de tales procedimiento, pues el grave deterioro así lo demuestra.

Me atrevería a decir que no existe una vía publica en Venezuela que se encuentre en perfecto estado y sin huecos de todo tipo o tamaño, más grave aún, es que ese daño a la infraestructura vial se transmite directamente a los ciudadanos, a la colectividad en general, pues el maltrato y daño que sufren los vehículos es catastrófico, en un país con la inflación comiéndose los ingresos de cada hogar, resulta muy cuesta arriba mantener un vehículo y más aún si sufre daños a causa de una ausencia casi total de políticas públicas acertadas en lo que a mantenimiento se refiere.

Si hablamos desde el punto de vista estrictamente técnico, tenemos que el llamado “comportamiento del pavimento” tiene una determinada vida útil, lo que se traduce directamente en la calidad del servicio para el usuario, con el paso del tiempo y debido a las constantes cargas y vehículos que transitan, se genera un efecto de disminución en la capa asfáltica, además de sumar el factor climatológico que también influye. En consecuencia, el servicio se va deteriorando con el tiempo, desmejorando su estado o condición.

Ahora bien, ante la abrumadora realidad en la que lo ordinario se transforma en extraordinario, en una Venezuela en la que las vías no son vías y que por el contrario todo es un solo hueco, se nos presentan las siguientes interrogantes: ¿Qué es necesario hacer? ¿Cuándo conviene hacerlo? ¿Cómo debe hacerse?; quizás las respuestas deriven en otras interrogantes, que a su vez generen críticas para con las  decisiones a tomar, que con seguridad tendrán consecuencias significativas a futuro en el estado de las vías, claro está, siempre que sean adecuadas en cuanto a eficiencia y eficacia.

Lo natural es que cualquier decisión que se tome, debería ser coordinada, con participación de todos los entes involucrados e incluso con participación de la misma ciudadanía, cosa que tampoco ocurre; parte de la grave situación tiene que ver justamente con esa desconexión, tal es el caso de lo que sucede con la infinidad de botes de agua generalmente limpia, que existen en muchos sitios y que a pesar de los llamados urgentes desde varios niveles que se efectúan a HIDROCAPITAL, filial de HIDROVEN, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y Aguas, no existe respuesta efectiva y el daño continua, conjuntamente con el deterioro  profundo en la amplia red vial de toda Venezuela.

El panorama descrito anteriormente, lo que nos hace pensar es que con certeza, de no implementarse un proceso eficaz, basado en atención confiable oportuna, con la aplicación de técnicas de ejecución y control adecuadas, la situación llevará a un aumento de la brecha entre las necesidades de mantenimiento y el mantenimiento real ejecutado, lo que impactará la condición de la red vial y los costos totales de transporte, sobre todo el público que es el más utilizado por la población.

Lo lamentable es que aun con los ingresos que ha tenido el mal gobierno actual, el desinterés por la calidad de vida de la población es generalizado, definitivamente no piensan que entre otras miles de cosas, las calles en mal estado, trae consigo muchas consecuencias para la salud y el bienestar en la vida cotidiana de las personas afectadas.

En conclusión, se debe cambiar el paradigma de esperar que algo se destruya por completo para solucionar, se tienen que aplicar correctivos y mantenimiento a tiempo, para solventar cualquier requerimiento de políticas públicas que necesite la población, eso quizás no ocurra con el actual mal gobierno, pero hacia allá se tiene que mirar, hacia un futuro con un tren gerencial, que con sentido real de pertenencia y de compenetración con la gente, dirija correctamente los destinos del país, así de simple y sencillo.

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