Caracas, 26 de junio de 2016.- Comparto los resultados de una encuesta sobre la situación de la alimentación en estudiantes y docentes de las escuelas de Miranda, ordenada por Juan Maragall, director de Educación. Entre el pasado lunes 13 y martes 14 de junio, la Dirección de Educación organizó un operativo para registrar la situación y los testimonios de una muestra de 250 escuelas estadales y más de 3.000 alumnos en toda la geografía del estado.

La encuesta confirma que estudiantes y docentes han reducido el número de veces que comen al día, 30% de los estudiantes come 2 o 1 vez al día, y 50% de los docentes está en igual situación. 50% de los estudiantes reporta haberse acostado a dormir con hambre y 55% reporta faltar a clases para acompañar a sus padres a hacer cola. Uno de los reportes más duros es que 86% de los estudiantes reporta haber sentido temor a quedarse sin comida en el hogar.

Si bien el estudio se circunscribe a Miranda, es muy probable que en el resto del país la situación sea similar. La encuesta se aplicó en salones de 6° grado. Se entrevistaron de forma anónima a los alumnos y a su maestra.

Otro factor preocupante, en buena medida ocasionado por la escasez de comida, es que la asistencia promedio en el mes es de solo 51%. En vez de estar regalando petróleo a otros países y de comprar armamento inútil y caro, debemos ocuparnos de darles de comer a nuestros jóvenes y nuestros maestros.

Lección de civismo. Vivimos una semana de extraordinario comportamiento cívico por parte cientos de miles de venezolanos convocados a validar su firma por parte del CNE.

Emocionó mucho ver a la gente armada solo con su entusiasmo y su cédula, superando la mezquindad del CNE y hacer todas las horas de cola que fueron necesarias para firmar por el cambio y la esperanza.

Algunos atravesaron ríos, otros tuvieron que enfrentarse a guardias nacionales al servicio del Gobierno, otros esquivaron la violencia y evitaron las provocaciones.

Ancianos y gente enferma acudieron masivamente, sin excusas ni vacilaciones. Saben que su firma es una medalla de oro que podrán compartir orgullosamente con sus familias.

A los empleados públicos que hoy persiguen y despiden les doy mi palabra: lucharé para que se haga justicia y recuperen sus puestos de trabajo. A nadie se debe perseguir y humillar por pensar diferente.