Caracas, 25 de noviembre de 2015.- Este 22 de noviembre tuve la oportunidad de formar parte de una misión de observadores en las elecciones argentinas. Históricas no sólo por ser la primera vez que tiene lugar una segunda vuelta, o balotaje, para escoger al ocupante de la Casa Rosada sino por todas las implicaciones que este proceso trae consigo. Fue una oportunidad para ver de cerca el inicio del cambio en un país que, igual que nuestra golpeada Venezuela, ha sido víctima de gobiernos despilfarradores, abusivos y opresores de sus pueblos.

La sana envidia salió a relucir entre todos quienes formamos parte de esta delegación. Las comparaciones son muchas y por mucho. Para empezar por lo más básico para nosotros, y una de los principales luchas que ha librado la alternativa democrática en el país, la observación internacional tiene el respaldo de todas las instituciones y todos los sectores, no en vano asistimos a encuentros con miembros del comando de campaña de Macri y de Scioli.

Daniel y Mauricio, los candidatos, no necesitaron dejar su rúbrica en un acuerdo de reconocimiento de resultados para hacerlo a penas se conoció la famosa “tendencia irreversible”. Ese día, en Argentina, no hubo baranda;de hecho tuvimos la oportunidad de tener a escasos un metro de distancia al Ministro del Interior argentino y a la autoridad electoral explicando y conversando libre y tranquilamente con todos los que estábamos presentes. Incluso tuvieron la gran amabilidad -cosa que se agradece- de aderezar el encuentro con una copa de Malbec. Tampoco tuvo cabida la incertidumbre, ni argentinos a medio dormir esperando anuncios. Fueun proceso manual y con garantías. Fueron resultados actualizados para todos los argentinos y para todo aquel interesado. Fue observación internacional capacitada y respetada.

El contraste es bárbaro. Mientras nos encontrábamos recorriendo centros de votación, todos en suma tranquilidad, nos tropezamos con el mayor de los contrastes. Nos llegaban noticias desde Petare, donde nuestro abanderado era recibido a plomo por sus muy democráticos contrincantes, encabezados ni más ni menos que por el salta talanquera olímpico, cuyo nombre me ahorro mencionar. Este hecho no llega ni al ras del piso donde se para el más ultra radical argentino. La violencia no tuvo lugar en Argentina, como debe ser.

Una enseñanza, entre muchas otras, nos dejó esta experiencia. El voto es una herramienta valiosísima para lograr cambios. Nosotros estamos claros de ello y abogamos en todo momento porque la democracia, como la que vivimos en primera fila este 22 de noviembre, sea la que tenga lugar en Venezuela el domingo 6 de diciembre. Está de nosotros que Venezuela sea rescatada con la más valiosa arma que tiene un ciudadano, su voto.

Argentina ha iniciado el cambio. Venezuela seguirá su ejemplo y el 6 de diciembre todos los venezolanos daremos una lección de participación y demostraremos que el cambio y el progreso también tienen cabida en esta tierra de gracia.

Los pueblos liberados por Bolívar y San Martín serán ahora los protagonistas de esta nueva etapa en América Latina.