Caracas, 08 de mayo de 2015.- La inseguridad se ha convertido en un tema recurrente al escribir estas líneas. Un nuevo hecho de sangre deja atónitos a los caraqueños, luego de conocerse  el asesinato de una persona en el campus de la Universidad Central de Venezuela. ¿Hasta cuándo la inseguridad debe marcar la vida de los venezolanos?.

Hechos de violencia se repiten día a día a lo largo del territorio nacional, los venezolanos hemos sido disminuidos a un toque de queda no decretado por las autoridades, pero sí por quienes se erigen como dioses y verdugos de los ciudadanos que por una u otra causa debemos llegar tarde a nuestros hogares.

La otrora Caracas de los techos rojos, hoy vé sus calles y aceras manchadas de tinta sangre, mientras las familias venezolanas son vestidas de negro y dolor, ante la mirada casi complaciente de un gobierno que no soluciona, y que es insensible al dolor de los venezolanos.

Una veintena de planes y programas de seguridad han sido lanzados por esta revolución que tiene 15 años culpando a otros de sus fracasos y que sigue sin entender que es necesario dar un giro de timón para construir un nuevo y fortalecido modelo de seguridad, donde sea la prevención del delito el eje fundamental para acabar con esta ola de criminalidad, de no ser así nuestras morgues seguirán llenándose de inocentes víctimas de la impunidad y la falta de respuesta.

El mandatario nacional amenaza a los habitantes de la Misión Vivienda con sacarlos de sus casas si son relacionados con un hecho delictivo, respuesta “contundente” de esta administración pero que hasta el sol de hoy sigue sin ponerle las manos a los criminales que deambulan sin temor a las consecuencias de sus acciones porque están seguros que no las habrá.

Muchos han sido los expertos en materia de criminalidad, que han advertido hasta el cansancio, sobre lo vital que es realizar un cambio de paradigma, mejorar el equipamiento de nuestras policías para combatir a unas bandas delictivas cada día más y mejor armadas que nuestros efectivos.

Para iniciar este cambio de paradigma, es vital que el Gobierno acepte que ha fracasado en esta materia, que deje de malgastar los recursos del Estado en acciones que no nos conducen a una solución, pero que si empeoran el problema, porque no lo atacan desde su raíz.

Hay que dejar la doble moral que ha querido manejar el madurismo, la criminalidad se combate desarticulando efectivamente a las bandas delictivas, no cambiando armas inservibles por dinero, becas, viviendas para los delincuentes. Es necesario hacer cumplir las leyes, garantizar que se haga cumplir la justicia, acabar con la impunidad, hacer que los criminales paguen por sus faltas, no buscar excusas y explicaciones baratas para eludir la responsabilidad del gobierno sobre la prevención del delito.

La prevención del delito comienza desde los hogares, garantizando a las familias salarios justos que le permitan adquirir la canasta básica, que puedan pagar sus servicios y ahorrar. Garantizando escuelas en buen estado y espacios para el deporte y el esparcimiento, mejorando la vigilancia en estos espacios para que no sean tomados por las bandas delictivas, en fin, dando calidad de vida a todos los ciudadanos.

Uno de los errores más importantes del madurismo, ha sido que niega la existencia del otro, que sataniza a todo aquel que piensa distinto y que con su resentimiento en vez de generar políticas incluyentes, ha generado políticas aún más excluyentes que las que ellos critican. Es el momento de poner fin a estas mentiras y actuar responsablemente de cara a todos los venezolanos, el país, sus familias y sus hijos lo reclaman.