Eudoro González: Gringos temblad


Caracas, 04 de marzo de 2015.- La palabra gringo tiene variadas historias detrás de ella que intentan explicar su origen. Su etimología no es prístina como la mayoría de las palabras de nuestro florido idioma, así que su nacimiento es datado en diferentes épocas, en el fragor de batallas, en el calor de campos bananeros centroamericanos e incluso llega a estar presente en los versos del Argentino José Hernández, en la vuelta de Martin Fierro en 1879. “Allí un gringo con un órgano y una mona que bailaba, haciéndonos reír estaba, cuando le tocó el arreo, y tan grande el gringo y tan feo, ¡lo viera como lloraba!”.

La referencia al color verde de los uniformes del ejército de los Estados Unidos de la América del Norte usados en las batallas por los territorios fronterizos con México a finales de 1800 es tal vez la más repetida de todas las historias. GREENS GO (verdes, váyanse) ó GREENS GO HOME (verdes, váyanse a casa), entre otras, fueron las expresiones usadas desde el bando mexicano, para conminar a los extranjeros a regresar a sus tierras y respetar las propias.

El DRAE lo define como: “Extranjero, especialmente de habla inglesa, y en general hablante de una lengua que no sea española”. En líneas generales todo nos conduce a la referencia directa a los nacidos en el imperio yanqui.  Dícese de aquella nación que desde hace algunos días rebozaba de orgullo por sus importantes logros diplomáticos más recientes; tales como poner a la Rusia del arrogante Putin en apuros económicos y romper el témpano del bloqueo a Cuba.

Digo rebozaba, porque ahora deberá atender problemas superiores, al menos es la versión criolla del asunto. Desde Caracas se ha iniciado una campaña mundial de bloqueo a los Estados Unidos de la América del Norte. Medidas muy estrictas como la exigencia de visas a sus nacionales para visitarnos –no quiero imaginar el desconsuelo reinante en el norte- son hoy una realidad.

Esta nuestra tierra colmada de maravillas que ver y que tanto necesita de esos ojos gringos que quedan boquiabiertos con un loro o una guacamaya de esas que teníamos todos en casa de pequeños y que los sábados a las 6 de la mañana cuando comenzaban a gritar querías a lo menos liberar. Esos ojos que además van acompañados de la necesidad urgente de comerse una cachapa con queso guayanés y tostarse en una arena blanca de Margarita mientras le hacen trencitas con pucas de colores en las chichas de la cabeza, esos ahora no podrán venir más. No porque no quieran, no por porque les pidamos visas, no porque los reportes de violencia, robos y abusos del Departamento de Estado les detenga; es que a ¿Dónde se pide una visa para venir aquí?. ¿En nuestros escasos Consulados en Estados Unidos?. ¿Reabrirán el de Miami?. Gringos Temblad, no más empanadas de cazón para ustedes. Se acabaron las visitas al Salto Angel, a Los Roques, o a los Tepuyes.

La Diplomacia mundial va en muchas direcciones, enfrentando temas muy diversos, pero en los diferentes continentes hay temas y agendas de consensos básicos. Somos vecinos de los norteamericanos, lo queramos o no. Lo deseen ellos o no. Da igual. Estamos “pegaos” en un mismo pedazo de tierra que se llama continente. Nuestros vecinos sin perder el rumbo, con alto sentido de responsabilidad con sus pueblos y con un gran sentido del ridículo, lo han entendido. Todos quieren ofrecer sus riquezas culturales y naturales a un mercado de gigante tamaño. Algunos mantienen una retórica en su discurso, pero en esta misma columna hemos referido cómo buscan mejorar su intercambio con el Norte.

Una de los usos que encontré para la palabra gringo en América Latina, es de Cuba, donde para asustar a los niños de noche les decían: “Duérmete que por ahí viene el gringo”. ¿Dejará ahora de meter miedo el gringo en Cuba?. Seguro que sí. ¿Y nosotros?. Aquí para meternos y meter miedo ya nos sobran personajes. ¿Lo lograrán?. Ya veremos.

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