Jorge Barroso: Resolución del dolor


Caracas, 04 de marzo de 2015.- Los padres nunca estamos preparados para despedir a un hijo, menos si la partida es temprana, violenta y definitiva. Ciertamente la vida está llena de momentos difíciles, pero nada supera la muerte inesperada de un ser tan cercano como lo es quien nace de tu propia sangre.

Desde que llegan a la vida soñamos con oír sus primeras palabras, nos imaginamos sus tropiezos, idealizamos su vida después de los 25 años, intentamos controlar sus decisiones, pero jamás aprendemos a vivir sin ellos. ¿Y cómo hacerlo si lo natural es que sean nuestros hijos quienes nos entierren cuando estemos viejos?

¿Cómo evitar que la tristeza invada nuestros corazones mientras la juventud venezolana sufre y muere a manos de las fuerzas de seguridad de un Estado que lejos de garantizarles el derecho a la vida, se las arrebata?  

¿Cómo no sentir el dolor de las lágrimas de Vivian Núnez y Eric Roa, padres de Kluiverth, quien con tan solo 14 años de edad fue asesinado a sangre fría por un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana?

¿Cómo no sufrir por la desaparición forzada y muerte dudosa de  estudiantes universitarios, en menos de una semana?

¿Cómo no tener indignación por las torturas a las que están expuestos los jóvenes detenidos en el Sebin, simplemente por soñar con un mejor futuro para Venezuela?

"Debemos emplear la razón antes que la fuerza", decía nuestro Libertador Simón Bolívar. Una frase que sin duda alguna quedó olvidada en los libros de historia de Venezuela, y que está siendo pisoteada por la Resolución 8610 que autoriza el uso de armas de fuego en manifestaciones. Un decreto que ya cobró su primera víctima y que ha dejado muy mal parada a la gestión de Nicolás Maduro ante los ojos del mundo.

Nunca el Gobierno venezolano había sentido tanta presión internacional. La condena por la violación de los derechos humanos, los excesos en el uso de la fuerza, la persecución política contra la alternativa democrática, las detenciones arbitrarias y la crisis económica, es generalizada.

La Organización de Naciones Unidas, a través de la oficina regional para América del sur para los derechos humanos, ACNUDH, manifestó su preocupación por el decreto 8610. Al igual que los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y Colombia. Una intranquilidad que se siente con mayor fuerza a lo interno pero que podremos superar si nos mantenemos unidos. Como bien lo decía Bolívar: "La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros".

La condena mundial por la persecución política, tras la encarcelación del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, y las amenazas contra el diputado a la Asamblea Nacional por Primero Justicia, Julio Borges, también ha sido consistente. Y el mensaje es claro.

¡No estamos solos Venezuela!

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