Ángel Medina: El país de las maravillas se convirtió en el país de la pesadilla


Caracas, 13 de febrero de 2015.- Venezuela dejo de ser la vedette de la región, ya las épocas de grandeza, de lujo y demostración de fuerza quedaron en el archivo de los trasnochados. No somos potencia, ni somos independientes y la espada de Bolívar prefirió dejar de ser nómada y decidió instalarse en otro lugar distinto a la tierra de su dueño.

Una de las situaciones más incómodas que uno puede pasar como ser humano, como ser social, es llegar a un sitio, a una reunión, y sentir que se está en el lugar equivocado, que por alguna casualidad del destino llegaste a un sitio donde nada conecta contigo, donde el lugar no se parece a ti, donde la gente presente habla como otro idioma, donde los gestos y modos parecieran que no forman parte de tus costumbres. Posiblemente, luego de estas líneas introductoria, estarás recordando ese momento en el cual se sentiste como fuera de lugar, porque sin duda, alguna vez en nuestras vidas nos ha sucedido.

Ahora imagínate que esa sensación se quedara contigo por días, meses y años, ese desagrado de no encajar, de estar corriendo en contraflujo. Pero vamos más allá, imagínate que esta situación no te pertenece a ti de forma exclusiva sino que ha pasado a formar parte de un estadio que generaliza y logró arropar a nuestra Venezuela.

2014 apenas está arrancando, y digo apenas, porque luego de sus primeros 60 días pareciera que nuestra nación sigue paralizada, extraviada en un mar de sinsabores, inundada de expectativas y sobre todo tomada por asalto por la desesperanza. Este año pareciera que no abandonó el anterior, que quedamos en función continuada donde el primer actor es la incertidumbre. Llegó la cola pero sigue el descontento, llegó el nuevo sistema cambiario pero se quedó la incredulidad, viajó y vino Maduro pero los souvenirs no llegaron. En fin, nuestro país vive un debate emocional, político, social y económico que mueve todo, transformó muchas cosas y definitivamente nos cambia todos los días, como ciudadanos, como hombres y mujeres, como nación.

No nos encontramos, no pertenecemos, nuestra confusión es obvia porque la realidad es dura. Al tiempo que descubro en recientes encuestas que el 53% de los venezolanos estaría dispuesto a irse del país si tuviese la oportunidad, me reencuentro con el deseo de muchos otros de seguir buscando cambiar esta convivencia irracional. Lo que en definitiva nos conecta, es que el país no es comparable con alguien cercano: somos unos invitados en el contexto Latinoamericano simplemente porque no podemos desaparecer del mapa. Venezuela dejo de ser la vedette de la región. Ya las épocas de grandeza, de lujo y demostración de fuerza quedaron en el archivo de los trasnochados. No somos potencia, ni somos independientes y la espada de Bolívar prefirió dejar de ser nómada y decidió instalarse en otro lugar distinto a la tierra de su dueño. Latinoamérica avanza sin nosotros, los cambios que están suscitandose en la región se producen sin que ni siquiera nos percatemos, no nos da la gana participar en ellos, más bien desde el gobierno parecieran estar en un estado de negación creyendo que todo sigue igual como antes.

Los números lo confirman, mientras las tasas de crecimiento económico de los “amigos” marcan positivo (Bolivia 5,2%, Ecuador 4,3%, Perú 4%) nuestra Venezuela marca -2%. Mientras que la inflación del resto no supera los 10 puntos, nosotros batimos el récord con 63%, mientras nuestros hermanos brasileros exportan más de 84 mil millones de dólares en alimentos y Argentina 40 mil millones de dólares, nosotros apenas tuvimos unos 47 millones de dólares.

Mientras Bolivia y Ecuador reducen sus niveles de pobreza, Venezuela duplicó el número de pobres y hoy alcanza esta situación al 53% de nuestros compatriotas.

En definitiva, nuestra sensación de incomodidad, de no pertenecer, es la misma situación que hoy tiene nuestra Venezuela enLatinoamérica, vamos en contra corriente, estamosfuera del contexto, de la discusión, del avance, ya ni siquiera nos parecemos a nuestros amigos, a los panas ideológicos, somos hoy con mucha tristeza, el Invitado Inexistente…

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