Julio Borges: Sin Baterías


Caracas, 30 de noviembre de 2014.-La desgracia que representa tener que conseguirle batería nueva a un carro en Venezuela me da pie para hablar, en un contexto más amplio, sobre el fracaso del modelo político-económico que trata de imponer el Gobierno desde hace casi tres quinquenios. Si a usted, apreciado lector, se le daña la batería de su carro, debe prepararse para un largo viacrucis. Si tiene suerte, le tocará una cola de cuatro o cinco horas, debiendo llevar el carro como testimonio del desperfecto. Algunos propietarios llegan empujando el carro, otros en grúa. En algunas ciudades del interior del país, mucha gente se ve en la necesidad de dejar el carro varado hasta por dos o tres semanas mientras “sabanean” la batería que corresponde al modelo de su vehículo o alguna que se le parezca. A veces tienen suerte y alguien les presta una para poder desplazarse mientras consiguen el acumulador de reemplazo. Mientras esa situación se desarrolla a lo largo y ancho del país, se multiplican los robos de baterías, producto de la desesperación de algunos y los incentivos hacia el mercado negro generados por la escasez.

Alrededor de 30% del mercado de baterías en Venezuela era suplido por productos importados. Dependiendo del tipo de cambio obtenido por los importadores, muchas de esas baterías importadas competían deslealmente con productores locales. El Gobierno decidió entonces intervenir en dos ocasiones a empresas nacionales, acusándolas de especular, en vez de sentarse con ellos a identificar cuellos de botella y el apoyo que necesitan para expandir su producción. El fracaso del modelo, centralista e incapaz de dialogar con los productores privados, se traduce en escasez y problemas de calidad de lo poco que se consigue en el país, llámese baterías o cualquier repuesto o insumo necesario para el quehacer diario de los venezolanos.

¿Es esto normal? Por supuesto que no. En cualquier país de la región, llámese Colombia, Brasil o Panamá, si a usted se le daña la batería, conseguirá un reemplazo a la vuelta de la esquina y en muchos casos los suplidores se ofrecen a llevarle la batería nueva a su casa a cualquier hora, compitiendo por precio y calidad, con una variada oferta de diferentes marcas. Los venezolanos merecemos más y este gobierno no está dispuesto ni capacitado para darnos el futuro de progreso que deseamos para nuestros hijos.

Otra vez Uribana

A pocos meses de haberse intervenido el penal de Uribana, incluido un desalojo completo de sus instalaciones, la crisis, lejos de resolverse, se agudiza, con saldo de más de una docena de presos muertos. Hacinamiento, drogas, irrespeto a los derechos humanos y retardo procesal siguen dominando la escena, ante autoridades incapaces de avanzar hacia la humanización de las cárceles venezolanas. Es necesario que las autoridades penitenciarias tomen cartas en el asunto para humanizar las cárceles y ayudar al sistema judicial en evitar el retraso procesal.

Juio Borges

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