Armando Briquet: Una receta, el cambio


Caracas, 23 de noviembre de 2014.- No se extrañe si empieza a leer estas líneas y se encuentra con que hablamos de hacer un procedimiento quirúrgico. Quisiéramos hacer un ejercicio imaginativo tomando como ejemplo a un cirujano que debe extraer un tumor a un paciente, y sutura sin terminar el procedimiento, no toma adecuadamente la muestra para la biopsia, y además, no controla la anestesia necesaria para que el paciente soporte el procedimiento. ¿Un verdadero desastre no? Sólo pensarlo nos causa repulsión, sin duda.

 Pues bien, algo así ocurre con este gobierno y el país.  Por una parte quedó demostrado una vez más el fracaso de un modelo: ningún país que esté bien hace una reforma fiscal tan agresiva, y aumenta la carga impositiva. Mucho menos Venezuela, seamos honestos. Ese botón es una gran muestra de la crisis que vivimos. Pero además, en vez de actuar responsablemente, y consultar con todos los sectores del país hacen todos los anuncios a última hora.  Días después, desconocemos el contenido de la mayoría de las leyes, es obvio que ahora es que están haciendo los estudios de factibilidad de muchos de esos decretos.

El resultado de esta cirugía no pinta nada bien. Los anuncios de decisiones funcionan como grupos focales; no hay diálogo con los afectados de las medidas ni estudios que sustenten las decisiones tomadas.  Para acabar con la burocracia crean más burocracia. Y por si todo esto fuera poco, la reina de todas las leyes en Venezuela sigue siendo la ley del embudo. Por un lado los emprendedores, pequeños y medianos empresarios pagando los platos rotos mientras otro grupo de fantasmas siguen actuando en las sombras, impunes y protegidos.

Afortunadamente, cada vez somos más quienes sabemos que la mejor fórmula para que este paciente llamado Venezuela progrese se llama cambio.

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