Tomás Guanipa: La Violencia


Caracas, 21 de octubre de 2014.- El deterioro del país es inocultable, y la violencia es uno de los factores que más lo evidencian. Según estudios especializados, las cifras sociales y de pobreza que existen hoy en Venezuela, son peores a las que había en 1998; y la violencia se ha convertido en el mayor reflejo de la realidad que estamos viviendo.

Los lamentables y graves hechos de los últimos días dejaron al descubierto al gobierno nacional; y demostraron que la violencia en nuestra nación no es solo hamponil. Para nadie es un secreto que en Caracas y otras ciudades del país, bajo el amparo de quienes ostentan el poder, se han formado grupos armados que operan para el oficialismo y son usados como equipos de choque para confrontar políticamente. Dichas agrupaciones, ahora, parecieran no poder ser controladas por quienes las fortalecieron y las impulsaron.

El mejor testimonio de lo antes mencionado, lo dio un familiar de uno de los abatidos, en extrañas circunstancias, durante el presunto enfrentamiento ocurrido en la esquina de Glorieta del centro de Caracas, el pasado 7 de octubre; quien dijo que no era justo que armaran a los muchachos, luego los usaran políticamente y después, cuando ya no eran útiles, los mandaban a matar.

En nuestro país hemos tenido un discurso oficial, que durante 15 años ha generado la división y el odio entre los venezolanos y que, con fines absolutamente electoreros, ha sembrado la violencia política en la cotidianidad de la población; estimulando de esa forma la impunidad y otras formas de violencia.

Aquí llevamos 21 planes de seguridad que han fracasado; y más de 200 mil muertos en 15 años, según números claramente explicados en el último informe del Observatorio Venezolano de la Violencia. En Caracas este 2014 tenemos cifras sumamente desconsoladoras; puesto que ya estamos rozando los 4 mil decesos violentos, entre los cuales hay, al menos, 105 oficiales de cuerpos de seguridad y 80 mujeres según cifras extraoficiales provenientes Cicpc y publicadas por los trabajos de la sección de Sucesos del diario El Universal. Con el agravante de que este año hemos visto asesinatos que incluyen decapitaciones y desmembramientos, situación que evidencia el grado de descomposición social que estamos alcanzando.

Lo más preocupante, es que en el Gobierno no se observa ningún tipo de disposición para frenar, con acciones que vayan al fondo del problema, esta realidad; sino que, por el contrario, creen que con demagogia y politiquerías van a disfrazar un flagelo que enluta a diario a decenas de hogares en la nación. Venezuela no se merece ser un país donde sus jóvenes no saben si van a llegar a viejos; y el Gobierno está en la obligación de reflexionar al respecto.

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