Armando Briquet: Todos o ningunos


Caracas, 19 de octubre de 2014.- Ya en algunas ocasiones hemos comentado en este espacio acerca de las causas cuya consecuencia más evidente es la instauración del modelo que ha gobernado Venezuela los últimos 15 años. Cuando pensamos en el terremoto social, recordamos el Caracazo, el hartazgo colectivo del que tanto se ha querido adueñar el chavismo, pero que hoy se le puede formar en las narices. En todo caso, ese tema puede ser objeto de otra discusión. Hoy quisiéramos traer otra reflexión originada por el mismo evento social.

Cuando el ciclo nos trae nuevamente la destrucción del país por un modelo agotado, que no ha sabido entender las necesidades del pueblo venezolano, vale la pena hacernos la siguiente pregunta: ¿hemos aprendido como sociedad la importancia de rescatar el país, el colectivo, más allá de los intereses particulares?

Camilo Pino, en su novela Valle Zamuro, nos trae el testimonio de una generación de jóvenes que no tenía idea de lo que ocurría en Caracas durante el Caracazo, o mejor dicho, no conocían ni sabían la realidad de sus conciudadanos, ni las razones que llevaron a ese estallido. Ese Caracazo fue un pellizco, un llamado de atención acerca del aislamiento al que una parte de la sociedad se había sometido, los abismos, las distancias, los contrastes de un país que hoy la está pagando caro, sin duda. Esto abrió la caja de Pandora que aún permanece abierta, soltando demonios, y seguimos buscando la manera de cerrarla.

El proceso de retroceso y descomposición social como el que hemos vivido los últimos años se ha llevado por delante a todos los sectores. Ha afectado la infraestructura, medios de comunicación, la educación, derechos humanos, empresas, el parque industrial, el campo y un largo etcétera. Entender que un país avanza en la medida en que todos, entiéndase por todos a los ciudadanos y diferentes sectores que hacen vida activa en el país, vean sus derechos respetados y garantizados, es un reto que tenemos por delante. De nada vale que algunos busquen la prosperidad de su negocio si se persiguen y detienen a quienes piensan distinto al Gobierno, si la censura en los medios es más evidente, si el deterioro moral de la sociedad se muestra frente a nosotros.

No será solo la economía la que va a resolver los problemas del país. Tampoco será el precio del petróleo, bien sea porque suba o baje, el que resuelva las cosas de manera milagrosa. La marcha de un país va más allá de sus indicadores económicos. Necesita cohesión y coherencia social y eso es justamente lo que este Gobierno esta negado a hacer. Necesita reconocimiento de unos y de otros. Acá no se salvan unos mientras otros se hunden. ¿Hemos entendido eso como sociedad? Si la respuesta es positiva estamos más cerca de salir del atolladero.

ElUniversal.com

blog comments powered by Disqus