Daniel Fermín: Prioridades rojas


Caracas, 09 de octubre de 2014.- El país va por un lado y el gobierno por otro.  Los venezolanos vivimos la peor crisis de nuestra historia reciente: la escasez y el desabastecimiento cruzaron del mercado a la farmacia, poniendo en riesgo la vida de millones; la violencia sigue allí, incólume, diezmando a nuestra juventud; el año escolar arrancó con el mismo déficit de escuelas y los mismos salarios de hambre para los educadores; el empleo es insuficiente y precario; la vivienda continúa siendo un drama para la clase media y los sectores populares; los hospitales operan en condiciones deplorables; las misiones sociales están desmontadas; la inflación sigue su marcha invicta; diciembre es una gran incógnita en la que ni el Niño Jesús ni las hallacas están seguros.

Es un panorama desolador, sin duda incompleto, que dibuja apenas una fracción de las penurias que vive la gente en medio de una bonanza petrolera sostenida.  Por eso es mayor la estridencia de los anuncios de un gobierno que perdió la brújula, si es que alguna vez la tuvo.  En pleno brote de dengue y chinkungunya, con escasez de medicamentos y alimentos y la violencia desbordada, Nicolás Maduro anuncia el lanzamiento de un tercer satélite al espacio.  Son millones de dólares que benefician a los chinos y a sus socios en la camarilla gobernante, pero que golpean al pueblo en la boca del estómago.  Es un insulto.

No es la primera vez que las prioridades rojas se alejan de las prioridades de la gente.  Este año se presupuestó 43% menos recursos para los hospitales que el año pasado y la asignación de divisas para el sector salud se redujo en 21,3%.  Ya en marzo no había yodo para tratar el cáncer en los centros de salud.  El gasto militar se llevó por los cachos a lo invertido en electricidad y hemos tenido cuatro apagones nacionales desde entonces.  En mayo, el Tribunal Supremo de Justicia ordenó a Conatel revisar las letras de las canciones de reggaetón.  Como lo lee.  Millones de dólares se van en vallas y campañas propagandísticas en las que intentan convencer, o convencerse de, que “Maduro es pueblo”.  En junio el gobierno asomaba la intención de controlar las redes sociales y, más recientemente, el país se escandalizaba por la actitud botarata de un Maduro que habría gastado dos millones y medio de dólares en cuatro días durante su visita a Nueva York, sin contar los 5 millones de dólares que prometió para el tratamiento del ébola en África y los recursos donados a vecinos del Bronx.  Esta semana el Ejecutivo destinó 80 millones de dólares para remodelar el hotel Alba Caracas.  Prioridades rojas.

De nuevo, es tan sólo una imagen parcial de la irresponsabilidad administrativa del régimen.  Allí falta retratar el presupuesto de gastos personales del presidente, que supera el asignado a varios ministerios y áreas que deberían considerarse de urgente atención.   Cuadro incompleto, pero suficiente para dejar claro que los intereses del gobierno son muy distintos a los intereses del pueblo venezolano.

 Entre tanto, la única contraloría que existe es la contraloría social, esa que ejerce la gente organizada en la calle, los partidos, los trabajadores, los gremios, alzando la voz de protesta ante la decadencia, la indolencia y el descaro oficial.  Las instituciones, en especial la Contraloría General de la República y la Asamblea Nacional, nada dicen, nada hacen.  Más bien dejan hacer, dejan pasar.

No sólo no gobierna el pueblo, sino que tampoco gobiernan para el pueblo.  Lo suyo es el control y los privilegios.  Sus prioridades se centran en lo que pueda procurarles lo uno y lo otro.

Venezuela necesita urgentemente un cambio que permita alinear las prioridades del gobierno con las prioridades de la gente.  Para ello es particularmente importante el ineludible reto que se avecina en la forma de las elecciones de una nueva Asamblea Nacional, que controle el gasto, alinee el interés colectivo con el presupuesto nacional y permita que los recursos que son de todos los venezolanos y la fuerza toda del Estado se redirija hacia la resolución de las grandes crisis que vivimos.  Frente a las prioridades rojas, encapsuladas en el beneficio de las cúpulas dominantes, nuestra propuesta de progreso, cuya prioridad es y siempre será el bienestar y el avance de todos los venezolanos.

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