Henrique Capriles: La "papahuella" no va


Caracas, 31 de agosto de 2014.- Cuando los venezolanos creíamos que habíamos visto suficiente, el gobierno nos vuelve a sorprender. Esta vez con el anuncio del Sistema Biométrico o la “papahuella”, que no es otra cosa que una tarjeta de racionamiento electrónica, con la que el gobierno pretende imponer la cantidad de productos que cada venezolano puede adquirir, independientemente de sus necesidades o del dinero que tenga destinado para comprar.

Esta medida, a todas luces, hará más difícil la ya muy deteriorada calidad de vida de nuestro pueblo, por eso nuestro llamado a no aceptar la aplicación de ese mecanismo, voluntario o no, que viola los derechos constitucionales de los venezolanos.

El llamado es además, porque nos parece inaudito y una irresponsabilidad que en un país al que le ha ingresado la mayor cantidad de millones de dólares de la historia, producto de la renta petrolera, y que además cuenta con recursos naturales invaluables, el gobierno le diga a nuestro pueblo cuándo y cuántos kilos de harina puede comprar para hacer las arepas, en qué momento pueden tomarse un cafecito con leche, los días en los que pueden asearse como están acostumbrados o que la ropa o los calzados que suelen comprar en diciembre, deben adquirirlos en mayo.

Este gobierno tuvo una oportunidad histórica de haber convertido a nuestra Venezuela en una potencia económica, sin embargo, optó por imponer un modelo trasnochado, que fue vendido como la solución a nuestros problemas, con el que han destruido todos los sectores productivos del país. Tanta ha sido la destrucción, que el gobierno estudia la posibilidad de importar de Argelia petróleo. Sí, leyeron bien. Hablan de importar petróleo cuando nuestra Venezuela es la nación con las reservas de crudo más importante del planeta. ¿Quién iba a pensarlo?

No nos extrañe que mañana vengan con discursos absurdos y cantinflescos con los que intentan justificar lo injustificable, como la declaración de un personero del gobierno que dijo que la oposición venezolana utiliza la “cizaña” como estrategia para generar malestar entre el pueblo que acude a los supermercados y aguarda en las filas para entrar a comprar los productos de la cesta básica. Qué clase de declaración es esa, que insinúa que nuestro pueblo es masoquista y le encanta hacer colas para “fregar” al gobierno.

O como cuando dijeron que la escasez de divisas era por culpa de los “raspacupos”, cuando  la verdad es que se robaron la módica suma de 25 mil millones de dólares de la antigua Cadivi, que hoy perfectamente pudieran utilizarse para importar alimentos, pero también la materia prima, equipos y tecnología necesaria para reactivar todos los sectores productivos del país.

La verdad detrás de las “papahuellas” es que el gobierno se quedó sin dólares y ahora no tiene como proveer alimentos a nuestro pueblo, por eso buscan repartir la escasez. Esa es la verdad y desafortunadamente este mecanismo no solo traerá más cola, problemas y corrupción, sino que no solucionará el problema de fondo que no es otro que una escasez, en diferentes rubros, producto de la destrucción de la industria nacional y de los controles implementados.

Cuando decimos que traerá más corrupción es porque los costos de los productos dependerán de que se dé o no el registro dactilar en un establecimiento comercial, lo que provocará en el mediano plazo no solo más desabastecimiento sino más inflación, porque habrá comercios que busquen las maneras de vender libremente los productos a precios más altos.

Entre tanto cuento y disparates, los venezolanos también debemos preguntarnos, ¿quién o quiénes son los encargados de la importación de estas máquinas? Nunca olvidemos que detrás de cada decisión, el gobierno oculta sus chanchullos. Esas maquinitas se convertirán en otro negocio del siglo. No es casual que se utilicen durante los procesos electorales, ahora para comprar alimentos, medicinas y todo lo que necesitamos, y hayamos leído en prensa, que pudieran instalarlas en los terminales aéreos internacionales para activar el cupo viajero.

Qué bueno sería que esas captahuellas se utilizaran para identificar a los corruptos que han saqueado al país y que están allí mismo en el gobierno, un gobierno del que ya muchos comienzan a marcar distancia. Por eso les duele tanto que haya gente de izquierda que acompañó al presidente Chávez, haciendo críticas. Por ejemplo, esta semana un grupo de estas personas puso en duda los controles del Centro Nacional de Comercio Exterior, Cencoex, porque corroboraron que, en 2014, se aprobaron divisas a empresas que ahora son investigadas, por la Fiscalía, por considerar que no cumplían los requisitos legales.

Seguramente saldrán diciendo que todavía hay “factores” económicos y “fuerzas oscuras” que quieren “fregar” al gobierno. Con este discurso quedan peor parados que asumiendo sus responsabilidades, porque la lógica indicaría que esas “fuerzas oscuras” son ayudadas por los mismos actores o la incompetencia del gobierno. ¿O quiénes eran, en el caso de Cadivi, los responsables de otorgar los dólares?

El gobierno seguirá con su discurso propagandístico, para intentar permanecer en el poder, pero estamos seguros que todos los días son más los venezolanos desencantados que se unen para impulsar un cambio de modelo en nuestra Venezuela. Bien lo dijo Nelson Mandela: Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento. ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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