Caracas, 29 de agosto de 2014.- No obstante la indignación que ha invadido todos los hogares venezolanos por el deterioro al que hemos sido sometidos, sobre todo desde que Nicolás asumió el poder y nuestra calidad de vida ya mermada se ha pauperizado, ahora traen un sistema biométrico, otro invento más que, en vez de facilitar, complicará la ya agitada vida de los venezolanos.

Acusan a la mafia, al contrabando, a la lluvia, a El Niño, a La Niña o cualquier fenómeno que se les ocurra de cualquier evento. Con eso buscan justificar su ineficiencia y la falta de soluciones contundentes a la crisis que nos persigue.

Porque, si las colas y la escasez no son producto de las malas decisiones que han destruido la industria nacional, y el Gobierno está exento de ello, ¿de quién es la responsabilidad de la crisis en los hospitales por falta de insumos, del viacrucis para hacer cualquier trámite en Venezuela, para ir al Seguro Social, sacar cualquier trámite o comprar una medicina? (Solo por citar un ejemplo). ¿No son estas responsabilidades del Estado venezolano también?

Pero los hechos ya son conocidos y vividos por nuestro pueblo día a día. Bien sea que usted trabaje cocinando en un local, o como mototaxi, o de gerente en un banco, igual debe pasar las penurias para casi cualquier cosa en nuestro país. No hace falta que aquí se lo repitamos. Solo una clase élite, el boligobierno, está exento del viacrucis del costo de la vida. Ya sabemos por qué. Algunos hasta dicen que es divertido ir a hacer mercado. Cómo no va a serlo si debe tener 15 años sin hacer las colas como cualquier otro mortal.

Mientras tanto, que otros paguen los platos rotos. Estos otros no somos más que nosotros, quienes nos alejamos cada vez más de una vida digna y de progreso. Valga ahora la reflexión. ¿Hasta cuándo este gobierno nos pone a pagar los platos rotos de este gobierno ineficiente? ¿Seguiremos expuestos a más vejámenes? 

La imposición de más controles nos obliga a organizarnos y detener esta agonía a la que nos pretenden seguir sometiendo. Este no es el país que merecemos los venezolanos.