David Uzcátegui: La economía de mercado y Miguel Cabrera


Caracas, 28 de agosto de 2014.- ¿Qué tiene que ver Miguel Cabrera con la economía de mercado? Mucho. El beisbol es una gran industria porque funciona en una economía de mercado. En 2013 generó 7,1 billones de dólares, solo por ingresos de los equipos grandes ligas.

Su funcionamiento dentro de una economía de mercado le ha permitido a un muchacho de Maracay, de 16 años, negociar libremente un bono por 1,8 millones de dólares, por tan solo firmar un contrato de exclusividad para jugar beisbol. Ese mismo muchacho acaba de firmar un contrato a 10 años, con los Tigres de Detroit, por 292 millones de US$. ¿Este exorbitante salario puede considerarse un precio justo? Analicémoslo desde las perspectivas de los sistemas económicos.

La economía de mercado ocurre en sociedades donde los agentes económicos (familias, empresas y Estado) se especializan en la producción de bienes y servicios para satisfacer sus necesidades materiales, a través de intercambios voluntarios en el mercado.

La antítesis, es un sistema de economía planificada que prescinde del mercado para la asignación de recursos. Sus propulsores lo justifican porque privilegia objetivos colectivos sobre los individuales. Las recompensas (salarios y ganancias) son distribuidas conforme al valor que un ente centralizado les atribuye.

Si el beisbol funcionara bajo este sistema, una comisión de asignación de precios hubiera considerado "injusto" pagar 43.195 dólares por cada turno al bate. Sin duda, a juicio de un planificador central sería un precio que traspasa los límites de lo "justo" o razonable. ¿Cómo puede alguien por jugar beisbol ganar 24.333 salarios mínimos venezolanos?

Este ejemplo muestra las bondades de la economía de mercado como mecanismo generador de riquezas, asignación de recursos y fijación libre de precios, en contraposición con el sistema de economía planificada.

En la economía de mercado el precio justo es el que los oferentes y demandantes están dispuestos a pactar libremente. Para el demandante será justo en la medida en que satisfaga sus necesidades, y no traspase su umbral personal conocido en economía como "excedente del consumidor". Para el dueño de los Tigres de Detroit, el salario que le paga a nuestro triple coronado satisface sus exigencias. Libremente él asume los riesgos de esa inversión porque cree que con Cabrera aumentan las posibilidades de ir a la Serie Mundial, lo que atraerá más fanáticos y mayor prosperidad al equipo y a la economía en general. Y aunque estos incrementos de costos lo obligaron a aumentar el precio de las entradas, la asistencia de fanáticos y los ingresos del equipo también se incrementaron, compensando el mayor costo de la nómina.

Si el beisbol funcionara en una economía planificada centralizadamente o estatizada, no sería una industria dinámica, generadora de empleos bien remunerados, y mucho menos, de altos niveles de calidad. En ese contexto, los peloteros profesionales no podrían aspirar a salarios como los de Cabrera.

Este razonamiento no pretende satanizar la economía de planificación centralizada ni el control de precios. Hay situaciones en que puede ser necesario, e incluso, indispensable aplicar.

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