Ismael García: Empujemos el cambio


Caracas, 28 de agosto de 2014.- El hecho de que Nicolás Maduro haya reculado con respecto a la instalación del sistema biométrico a través de huellas digitales para regularizar las compras de productos en los establecimientos comerciales y farmacias, es una muestra más de la improvisación y descalabro de este gobierno, que con medidas populistas e impropias, nos ha llevado a la crisis económica más grande que hemos vivido los venezolanos en esta era contemporánea, y donde los más afectados son, precisamente los pobres, esos que con una supuesta política socialista y de inclusión iban a ser los más beneficiados.

La presión ejercida desde toda la sociedad, incluyendo los partidos políticos, los gremios, las asociaciones, corporaciones, las amas de casa y del pueblo en general, hizo que Maduro echara para atrás las Caza Huellas. Ha dicho que será de uso voluntario, cuando una semana atrás nos había amenazado con semejante y humillante aberración, con la excusa de combatir el contrabando y el desabastecimiento.

Sin embargo, y no queriendo dar su brazo a torcer, ha señalado que en los próximos días en el sistema de mercados del sector público serán instaladas las capta huellas o sistema biométrico, por lo que tenemos que seguir en la protesta y emprender la rebelión del silencio con fuerza y contundencia en cada casa, en cada urbanización, en cada pueblo, en cada caserío, en cada barrio, porque este gobierno atenta contra los más pobres, y contra la estabilidad de los hogares venezolanos.Principio del formularioFinal del formulario

El tema de las capta huellas significa que este es un gobierno acostumbrado a echarle la culpa a alguien, o a construir un enemigo interno o externo para justificar su fracaso en todos los órdenes, y para nadie es un secreto que en el tema económico y todo lo que tiene que ver hoy con la escasez, con el costo de los alimentos, con el desabastecimientos y la inflación fracasaron, debido a varias causas fundamentales. Hay una total y absoluta destrucción del aparato productivo, no existe empresa que el gobierno haya expropiado que hoy esté funcionando, no hay una hectárea en Venezuela productiva de las de Cuatro Millones que el gobierno expropió y eso significa que entonces un gobierno que producto del desastre que ha habido en el manejo de los recursos del Estado, es decir, el robo y el saqueo del Erario Público, la corrupción, la destrucción del aparato productivo, hoy tiene el agua al cuello. No tiene los recursos para despilfarrar, para mantener la clientela del populismo exageradamente construido en estos tiempos para sostenerse como un gobierno que supuestamente apoya a los pobres y son ellos quienes van a padecer más cuando todo este desastre económico, político y social llegue a sus días finales.

Este es un gobierno que está acorralado, pegado contra las cuerdas, le echa la culpa de la escasez a la falta de cajeras en los supermercados, y a que no hay control porque la gente compra y come mucho, pues no, lo que hoy hay en Venezuela es una situación gravísima de escasez, porque no hay producción nacional y porque el ochenta por ciento de los productos que se consumen vienen de afuera. Hay una crisis de abastecimiento en todo, en medicamento, en comida, en repuestos para vehículos, en insumos médicos, ropa, calzado en todos los rubros. Ahora no es guerra económica si no que la gente come mucho que los hipertensos toman más pastillas para la tensión que la gente se enferma más, y entonces el gobierno ahora decidió para controlar y tratar de intimidar a la gente a un estilo moderno crear una libreta de racionamiento que viene a ser el capta huella, que no es otra cosa que un caza huellas, porque van a tener además una información de dónde vive cada quién, en qué abasto compra, qué come la gente, y eso no va a resolver el problema del desabastecimiento.

Llegó el momento entonces en que el pueblo tiene que reaccionar y darse cuenta definitivamente que todas estas fábulas y cuentos que el gobierno inventa, son falsas, porque este es un gobierno que fracasó. Ese modelo económico, político y social caducó, y por otro lado, como este gobierno a todo le saca provecho y negocio, quién sabe quién o quiénes serán los que se van a beneficiar con la compra de por lo menos trescientos mil equipos de caza huellas para tratar de instalarlos en Venezuela.

Llegó la hora de rebelarse, el gobierno no tiene cárceles para meter a millones de gente presa que se opongan a este humillación, no tiene capacidad para  enjuiciarlos. Yo no voy a poner mi huella en una máquina de esas, pero no deberíamos hacerlo ninguno. Esta tiene que ser una rebelión del país, donde no aceptemos esa medida económica desesperada y abusiva. No coloquemos nuestras huellas y el gobierno verá qué es lo que va a hacer .Sí nosotros vamos a los abastos, supermercados, bodegas compramos y no colocamos nuestras huellas eso no es un delito, y por tanto no nos pueden perseguir ni condenar,  al contrario, es el gobierno quien nuevamente viola la Constitución Nacional en su artículo 117.

Estamos llegando al llegadero y tenemos que rebelarnos contra este caza huellas. Se acabó el tiempo,  que el gobierno no le siga diciendo más mentiras al país, porque destruyeron el aparato productivo en el campo y la ciudad, crearon un enorme aparato de corrupción donde se enriquecieron unos vivos que se conformaron como una clase oligarca privilegiada muy poderosa, pervirtieron el Estado y La instituciones porque hay altos jerarcas, incluso entre ellos, gobernadores, jefes militares como el caso del Pollo Carvajal que no sólo han participado en redes extorsión y corrupción, sino que están involucrados en una de las cosas más tenebrosas que hoy asecha la salud de la humanidad como es el narcotráfico.

Invito a todo el pueblo venezolano para que con mucha tranquilidad y mucha serenidad, pero con la contundencia y la fuerza, empujemos el cambio y digamos no y no permitamos más atropellos, ni improvisaciones de un gobierno fracasado y que llegó a su final, con medidas populistas y a conveniencia de unos cuantos. Emprendamos esta rebelión del silencio, y hagamos valer el derecho de las mayorías.

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