Jorge Barroso: Insistir con los atajos, sólo nos traerá más tropiezos


Caracas, 20 de junio de 2014.- El 7 de octubre de 2012, los venezolanos de oposición dimos una muestra de unidad traducida en 6 millones 591 mil 304 votos, durante las elecciones presidenciales contra el Presidente fallecido, Hugo Chávez; y lo fue aún más el 14 de abril de 2013, al obtener 49,12 por ciento de la preferencia electoral, igual a 7 millones 363 mil 980 votos. Un camino largo, pero bien transitado, que nos sirvió para demostrar que la mitad de Venezuela rechaza las malas decisiones, la corrupción, y la falta de voluntad del gobierno revolucionario para resolver los problemas del país.

Los resultados de las elecciones municipales de 2013, también representaron un triunfo para la oposición. Aumentamos el número de alcaldías, y conquistamos espacios simbólicos para el chavismo. Una razón más para fortalecer la unidad; esa que nos hizo crecer de 4 millones en 2006, a más de 7 millones votos en 2013; y es que juntos, trabajando por un mismo objetivo, hemos demostrado que sí es posible una salida democrática a este gobierno eterno y autoritario.

Una hoja de ruta común

Ponernos de acuerdo, por un objetivo común, pasa por transitar el mismo camino, ese que escogimos en 2012 y 2013, y que nos convirtió en una fuerza política de reconocimiento y respeto, en Venezuela y fuera de ella. Una ruta que nos lleve a levantar al país de la debacle económica que nos ahoga en pobreza, desabastecimiento de alimentos, medicinas, insumos para operaciones, y el debilitamiento del aparato productivo. Una vía, larga, pero que obligatoriamente debe pasar por el fortalecimiento de las instituciones; la separación de poderes; y en lo inmediato, por la escogencia de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral. Una Constituyente, con los mismos rectores del CNE, sería la crónica de una muerte anunciada. 

La protesta pacífica, legítima y constitucional, ciertamente es un mecanismo de presión contra las malas políticas del régimen; lo que no podemos permitir es que ese descontento se trasforme en vandalismo, porque estaríamos cayendo en el mismo terreno de Nicolás Maduro y de su equipo de gobierno; quienes sin piedad alguna han mandado a reprimir a nuestros jóvenes, a torturarlos y hasta a asesinarlos, para luego aplaudir la impunidad al mandar a los responsables a juicio, pero en libertad, mientras nuestros presos políticos están tras las rejas, por no comulgar con los ideales del comunismo.

Que nadie se confunda con los mensajes de los líderes del partido rojo. No caigamos en peines. Recordemos que en nuestra historia reciente los radicalismos le han hecho mucho daño al país. Distraer la atención del drama económico, social e institucional que vivimos, es el verdadero interés del aparato de comunicación, censura y propaganda venezolano.

El quiebre interno de la “Revolución bonita”, es propicio para dar pasos inteligentes y organizados. En honor a esa mitad del país que quiere un cambio, que votó por una propuesta de progreso, vale la pena luchar en unidad.  En la unión está la fuerza.

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