Brian Fincheltub: Fábrica de pobres


Caracas, 31 de mayo de 2014.- Hace unos meses escribí un artículo que se llamaba “La fábrica de las misiones”, allí decíamos que el principal interés de la política social del gobierno era electoral. Buscaba crear dependencia mediante la construcción de un enorme aparato burocrático de control y chantaje. Mientras ese monstruo tuviese dinero funcionaría, al menos serviría para maquillar las cifras sobre la pobreza, colocando a Venezuela en un lugar de honor en el combate contra la miseria. Propagandísticamente las misiones fueron un éxito nacional e internacional, tanto así  que el actual proyecto político se hizo poseedor del título de la “revolución de los pobres”.

Quince años después los hechos hablan por sí solos. Estamos frente al mayor fraude la historia de nuestro país, pintaron el puente y dejaron las bases cayéndose. Llegó la época de las vacas flacas y los números comienzan a mostrar una realidad que algunos se negaban a reconocer: La única producción que ha crecido en Venezuela en los últimos años es la de pobres.

Las misiones se convirtieron en fábrica de personas dependientes, sin ninguna estabilidad, que confiaban su subsistencia exclusivamente al Estado. Nunca hubo interés de sacar a la gente de la pobreza porque como reconoció el propio ministro, Héctor Rodríguez, se “volverían escuálidos”. Es decir, se volverían independientes y eso es peligrosísimo para un sistema cuya principal estrategia es el control.

Para gran parte de Latinoamérica la última década representó una etapa trascendental en materia de avance económico y movilidad social. Perú, Colombia, Panamá, Uruguay, Chile y Brasil tienen años de crecimiento sostenido, aunado a lo que significa que miles hayan pasado de los estratos más bajos a la clase media ¿Cómo lo lograron? Con empleo productivo, incentivando el emprendimiento y la iniciativa privada. Además de formular políticas de atención a los más vulnerables, que estaban orientadas básicamente a enseñarles a pescar, no a darles el pescado.

Cuesta creer que Venezuela siendo el país con uno de los ingresos más altos de la región, muestre hoy la peor cara del continente. Las propias cifras oficiales señalan un incremento de la pobreza extrema, al menos dos millones setecientos mil personas viven en la miseria ¿Esto también será culpa del mundial? No solo eso, más de once millones no perciben ingresos suficientes para vivir decentemente. Los pobres son más pobres, la clase media cada vez más clase baja y los nuevos ricos más ricos.

El comunismo es atraso, siempre ha sido así históricamente y en nuestro país no fue la excepción. Quedó demostrado que el modelo fracasó, más de 500 mil empresas cerradas, inflación, escasez y desempleo se han traducido en mayor pobreza. Hay que recordar que Nicolás Maduro durante su campaña en 2013 dijo “Tenemos que constituir una Venezuela de seres humanos que vivan en dignidad. Para superar la meta de 2019, pobreza cero. Y lo voy a cumplir”. Parece que quedará muy lejos de su meta, lo que si pudiera ganar en 2019 es el Guinness por haber convertido a Venezuela en la fábrica de pobres más grande del mundo.

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