Jorge Barroso: La culpa no es del ajuste, sino del modelo


Caracas, 07 de mayo de 2014.- Hace apenas unos días, y sin muchas expectativas, el país conoció el nuevo ajuste salarial decretado por el Gobierno Nacional; un incremento del 30% que a todas luces no alcanza ni para cubrir la cesta básica, calculada por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS), para el mes de marzo, en 17 mil 572 bolívares fuertes. Un irrespeto a la inteligencia humana; peor aún, una bofetada a la dignidad de los venezolanos.

No hay que tener una maestría en matemática o estadística para sumar, restar y darnos cuenta de que 4.251,00 bolívares mensuales no son suficientes para garantizar las tres comidas en la mesa de una familia promedio venezolana, conformada por mínimo 4 personas; y es que en un país con una inflación cercana al 60%, no hay aumento salarial que se ajuste a las necesidades de su pueblo.

Para contarlo sencillo. Si calculamos la cesta básica a 22 mil bolívares, necesitamos más de 5 meses de salario mínimo para adquirirla; eso si conseguimos todos los productos, claro está. Con suerte, un día de sueldo, equivalente a 140 bolívares, nos permitirá comprar 1 kilo de harina (BsF.22), 1 kilo de leche (BsF.80) y 1/4 kilo de café (BsF.30). Insisto, una bofetada a la dignidad de los venezolanos, y una clara violación a la Constitución.

En su artículo 91 la Carta Magna es clara: “El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica”. También dice que como venezolanos tenemos derecho a vivir dignamente y cubrir nuestras necesidades básicas materiales, pero los 4.251,00 bolívares mensuales tampoco alcanzan para eso.

Si el sueño de un trabajador es tener un techo propio, definitivamente necesitará muchos salarios mínimos; y es que hasta la capacidad de compra se ha convertido en una pesadilla para los venezolanos, en estos 15 años de revolución. ¿Cuánto cuesta un apartamento modesto en Caracas, si el alquiler de una habitación en el centro de la capital supera los 5 mil bolívares al mes?

Si calculamos el ajuste salarial a tasa del SICAD II, nuestro sueldo mínimo mensual es de 85 dólares; 215 dólares menos que en Colombia aproximadamente; y 1075 dólares menos que en Estados Unidos.

La realidad es que somos un país rico en petróleo, que se ha empobrecido por las malas políticas económicas de un régimen que habla de igualdad social, pero que denigra a su pueblo. Un país que ha tenido que cambiar sus hábitos alimenticios, por falta de dinero o escasez. Un país que dejó de ser la Venezuela Saudita, para convertirse en la Venezuela Castro-Comunista del siglo 21.

Pero la culpa no es del ajuste, sino del modelo. En un país con una inflación de 1 dígito, con un aparato productivo galopante, con inversión extranjera y oportunidades de empleo habría crecimiento económico; conseguiríamos todos los productos de la cesta básica sin peregrinar por los supermercados, ni hacer colas para adquirirlos; tendríamos un salario decente y acorde al precio de los artículos. Viviríamos como reza nuestra Carta Magna, dignamente.

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