María Auxiliadora Dubuc: ¿Diálogo o confrontación?


Caracas, 16 de abril de 2014.- El diálogo es una acción que se produce cuando dos o más personas quieren comunicarse. Supone un intercambio de ideas, expresiones, palabras y puntos de vista. El diálogo se utiliza en el contexto de una sociedad organizada, en lo relativo a la tolerancia y el respeto a las diferencias, en un ejercicio de escuchar al otro, sus ideas y sus pensamientos. El diálogo juega un papel fundamental a la hora de la resolución de conflictos para llegar a un acuerdo.

El pasado miércoles y en el marco de lo que han dado en llamar el “Dialogo por la Paz”, se presentó en cadena nacional de radio y televisión la primera alocución entre el Gobierno y representantes de la Mesa de la Unidad (MUD), instado por Cancilleres de UNASUR y con la presencia del Nuncio Apostólico, llevando como firme intensión el encontrar o buscar salidas a la situación de violencia en nuestro país.

Los términos solicitados por la MUD, para sentarse en esa mesa resultaron aceptados por el régimen, que fuera televisado en cadena nacional y que la Iglesia estuviese presente como testigo de excepción ese día. Así fue como Aldo Giordano, nuncio apostólico, interviene para proceder a leer una carta, unas palabras del Papa Francisco, donde pide unidad para construir las bases del bien común. Luego aquellos que solicitaron la reunión en un esfuerzo por lograr un arreglo conciliatorio entre las partes, es decir, UNASUR, único organismo, dicho sea de paso al que Nicolás le otorga cierta credibilidad y confianza, interviene en la persona de Ricardo Patiño, Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, quien consideró indispensable el diálogo para que terminen los hechos de violencia.

Sorprendentemente esperábamos que quien resultara el moderador fuese un tercero de buena fe, en virtud del grave conflicto de que se trata y del esfuerzo que se hizo en lograr que finalmente se sentaran ambas partes en una mesa a los efectos de llegar a algún acuerdo. Incluso pensé que sería la Iglesia quien tendría esa misión; sin embargo, tristemente no fue así. No estaban sentados en esa mesa, en igualdad de condiciones. Nicolás abrió el diálogo, dijo lo que quiso y nadie tomó el tiempo, ni limitaron su discurso, de igual modo al cerrar.

Luego comenzaron las intervenciones, el Director de Debates, el Ministro Arreaza, lució francamente incómodo y en su carácter de presunto moderador ejerció derechos de acotación, fue muy impertinente y grosero, luego hablaron uno a uno cada uno de los voceros intercalando, uno del gobierno otro de la oposición. Los limitaban en sus intervenciones, intentaban que no terminaran de expresar sus ideas, fue realmente una batalla por expresarse lo que hubo allí.

Muchos venezolanos consideran que este llamado al diálogo, junto con el show montado de las “Conferencias de Paz” propiciados por el Gobierno, no son más que una estrategia del régimen para desviar la atención frente a la grave crisis política, económica y social por la que atraviesa nuestro país hace mas de 15 años, restricciones a la libertades democráticas, inseguridad jurídica, la brutal represión a la disidencia política y la violencia verbal y física. Otros piensan que es una manifestación del Gobierno para demostrar frente a los organismos internacionales que ellos están propensos al diálogo y a la comunicación pacífica para encontrar soluciones a los problemas del país, que no son ellos los generadores de violencia, que la violencia está del lado de la oposición que mantiene sus protestas en la calle.

Pero si nos ponemos a observar, la ola de protestas en el país comienza un 12 de Febrero, Día de la Juventud. Fueron los jóvenes estudiantes quienes tomaron la batuta de la protestas, de tal modo que resultaron ser los grandes ausentes en este proceso de dialogo hacia la paz y encima resulta más aun sorprendente que no hayan sido llamados a incorporarse a esa mesa siendo ellos los protagonistas fundamentales en esta crisis. Ellos son quienes valientemente han tomado la bandera de lucha de la sociedad civil en la calle y han hecho frente a la imposición y a la barbarie contra este régimen, que nos tiene a todos contra las cuerdas. Sin los estudiantes el diálogo es francamente incompleto.

Ahora bien, en mi opinión la mesa de diálogo sí sirvió para algo, sin lugar a dudas sirvió para desenmascarar al régimen, para demostrar que este gobierno se encuentra fuera del marco constitucional. Resultó un espacio formidable para el enfrentamiento y la confrontación política, espacio que no está reñido en modo alguno con las acciones de calle, porque protestar no es un delito, de modo que diálogo y protesta en calle van de la mano.

Muchas cosas positivas tuvo esa mal llamada “mesa de diálogo”. No hubo tal diálogo, no hubo mediador imparcial, la iglesia y UNASUR, fueron testigos presenciales únicamente, dejaron hablar, no se produjo comunicación alguna, algo así como lo que decía Andrea Caricatto en su análisis “el dialogo me pareció una suma de monólogos, yo hablo tu me escuchas y viceversa” sin embargo, mientras la oposición se mostró preparada y organizada, expuso todos los temas previstos; el oficialismo en cambio, se veía improvisado y desorganizado, allí cada quien expresó sus pareceres, lo bueno es que la Verdad resulto evidente y salió a relucir campante frente a los organismos internacionales de modo que la intensión o jugada de algunos de golpear a la oposición con la propuesta resultó frustrada.

A un año del proceso de elecciones que nos brindó esperanza de cambio por la vía electoral, aceptamos este reto y es que habríamos aceptado cualquiera que se nos presentara, porque entendemos que a partir de esa fecha, quieran o no reconocerlo, el país cambio definitivamente, porque de nuestro lado está la Verdad por eso, insistimos en su defensa, desde la oposición quisiéramos dialogo efectivo, en el entendido que estamos frente a dos Venezuelas, porque el insistir no significa una renuncia a nuestros principios, sin embargo si implica no solo que se nos oiga sino que se nos escuche detenidamente, con atención, en el orden de buscar hasta encontrar una zona de acuerdo posible, por la gente que a la postre es lo más importante, su seguridad, su estabilidad, su calidad de vida, sabemos que no es fácil buscar hasta encontrar una solución al conflicto, pero debemos estar juntos para el dialogo, porque los problemas nos brindan esa maravillosa oportunidad de unirnos con la finalidad de buscar soluciones, porque el diálogo supone respetar las opiniones del otro y expresar su conformidad o no, debatir ideas. No hubo debate tampoco por lo que tampoco hubo acuerdo sobre ningún aspecto de los expresados o planteados allí. En ese esfuerzo se intentó exigir justicia, libertad para los presos políticos, cese de la represión, cambios en la política económica y atacar el flagelo de la inseguridad además de respetar la institucionalidad y la Constitución. Finalmente, la realidad es que la pelota ahora está del lado del Gobierno quien tuvo y aun tiene la valiosa oportunidad de ceder, de hacer historia y así darle tregua al conflicto, pero no estamos muy esperanzados porque por el contrario el régimen luce firme en su posición, no parece querer hacerlo, siente que se doblega, probando entonces que no basta entonces mostrarse propenso al dialogo, hay que demostrarlo con la actitud, con el accionar, de este modo, es así como el conflicto continúa porque mientras no entiendan y acepten que en este país hay una crisis política, social y económica que nos conduce peligrosa y dramáticamente a un estallido social, que llama a la urgencia en su resolución inmediata, no habrá salida, al menos no en el corto plazo.

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