Caracas, 12 de abril de 2014.- La Semana Santa es una época de reflexión, de reencontrarse con uno mismo, inspirado en Jesucristo. Para nosotros los católicos los hechos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús dan sentido a nuestra vida. No importa lo difícil, lo horrendo, lo turbio que sea el camino, al final, si hacemos las cosas bien, saldremos victoriosos.

Los difíciles momentos por los que atraviesa Venezuela deben recordarnos esa pasión del señor. Un pueblo engañado, humillado, burlado por quienes dicen ser sus protectores, sus reivindicadores, tal como lo hicieron los Fariseos con Jesús.

Durante esta semana cobra especial relevancia la oración. No perdamos de vista que ésta no es sólo una lucha física, en las calles, plazas, o medios de comunicación, esta es una lucha también espiritual. El comunismo busca doblegar la moral y el espíritu de las personas. Ellos quieren someternos psicológicamente, quieren que nos resignemos para castrar nuestra motivación, nuestro ánimo, nuestras ganas de luchar por un futuro.

Por mi parte, como lo he hecho desde que tengo 7 años, estaré de misiones. En esta oportunidad voy a estar en la Zona Rural de nuestro municipio El Hatillo, como lo he estado durante las Semanas Santas de los últimos 5 años. Sólo en la vivencia de la pobreza material podemos entender mejor a nuestros hermanos más necesitados, para así poder ayudarles de mejor manera.

Los invito a pedir por nuestro querido país, para que los valores de unión, de libertad, de igualdad de oportunidades y de justicia se impongan; y podamos conseguir una solución a la crisis política, económica y social que está atravesando el país, para que logremos una Venezuela de progreso en democracia.

Un fuerte abrazo.