Armando Briquet: Sobre el encuentro con el otro


Caracas, 06 de abril de 2014.- En varias oportunidades hemos insistido en la necesidad del reconocimiento del otro para resolver los problemas del país. En esa línea de pensamiento, una obra de consulta obligada resulta la reflexión de Kapuscinski sobre el encuentro con el otro.

El autor hace un recorrido a lo largo de la historia, empezando por aquel precioso momento en el que las civilizaciones se dieron cuenta que no estaban solas en el mundo, y empezó el debate respecto a cómo abordar al otro. Algunos de estos episodios desencadenaron en guerras y barbaries. Comparte con nosotros estos duelos y los restos de la guerra son "la demostración de la derrota del hombre; de que éste no ha sabido o no ha querido hallar una manera de entenderse con los otros". 

¿Y qué pasa en Venezuela? ¿Hemos sucumbido a la idea del desencuentro? 

El lenguaje y la presión nos somete a encontrarnos como en un callejón sin salida. La opresión cada vez más latente, los insultos y las injusticias colocan en el horizonte un tono pesimista respecto al desenlace de esta historia. 

Por eso quisiéramos rescatar algunas ideas para ofrecer nuestra reflexión de hoy. El encuentro entre hermanos y entre la sociedad es una imperiosa necesidad. Más allá de la represión y la opresión a la que nos han sometido la historia nos ha demostrado que la violencia no conduce a ninguna solución en crisis como las nuestras. 

Más allá de la postura del gobierno, nosotros, el pueblo debemos buscar el punto de encuentro con el otro, con nuestro par, con aquel que piensa distinto. Vale la pena pensar un momento ¿cómo veo al ciudadano que piensa distinto a mi? ¿cómo me acerco a él? Haga el ejercicio de conversar con su vecino, ese que aún se viste de rojo y a quien tiene años sin saludar porque nuestras posturas políticas nos separaron. Seguro que la inconformidad de ambos les acercará más de lo que la afinidad partidista les separa. 

A lo largo de la historia las civilizaciones han enfrentado su encuentro de múltiples maneras. Muchas acudieron a la violencia, a la conquista, a la imposición de una visión en detrimento de otra. Eso nunca funcionó. La única fórmula que ha hecho posible la convivencia y el mantenimiento de equilibrio en las relaciones sociales ha sido aquellas relacionadas con el respeto mutuo, el reconocimiento y el intercambio.

Ha quedado demostrado que Nicolás Maduro tiene pocas intenciones de resolver la crisis que nos envuelve. Pero este período tan nefasto seguro va a pasar. Y pasará si hacemos verdadera política. Nuestros vecinos seguirán siendo nuestros vecinos, nuestros hermanos seguirán siendo nuestros hermanos. Venezuela está destruida, económica y estructuralmente, busquemos la forma de construirla juntos.

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