Elaisa Ferris: Carta abierta al padre de Winston: Ojalá nuestra preocupación fuese un insulto en un local de comida

Caracas, 03 de abril de 2014.- El pasado miércoles, salió publicada una carta del padre de Winston Vallenilla a su hijo, donde le dedica unas palabras de amor y hace mención a la agresión sufrida por ambos en un restaurante de Caracas, que culminó con la detención de dos personas ese mismo día.

“Quiero que sepas que a Venezuela le consta que eres un hombre de bien, honrado y trabajador, que ama este país y a su gente. Estoy consciente de la guerra sucia que te hacen por todos los medios, para dañar la imagen hermosa que todo el mundo tiene de ti. Nosotros, tú familia, como tú siempre dices, sufrimos cada vez que vemos como tratan de vilipendiar y transgredir tu nombre, para generar un odio que no te pertenece”, comentó de entrada el señor Vallenilla(clickea aquí para leer carta del padre de Winston).

Sin embargo, esa carta tuvo respuesta hoy, y es que por medio de la misma vía, una madre venezolana escribió un mensaje de reflexión en nombre de todas aquellas familias que han perdido a un integrante desde el doce de febrero.

A continuación la carta:

Señor Vallenilla: como madre y venezolana que ha sufrido los embates de este régimen, me permito responderle algunas frases de la carta que le escribió a su hijo.

En primer lugar, para todo padre un hijo es sagrado, y por eso entiendo sus palabras de amor y defensa hacia su hijo. Lo que Ud. llama “Guerra Sucia” y “querer dañar la imagen de su hijo”, asumo debe ser el resultado de las lamentables ofensas tanto en palabras como en actuaciones de su hijo hacia los que no creemos en este régimen al que no se le puede llamar Democracia.

Cuando Ud. dice “nosotros tu familia sufrimos cada vez que vemos como tratan de vilipendiar y transgredir tú nombre para generar un odio que no te pertenece” me viene enseguida a la mente, la imagen de la hija de Mónica Spear, o de la madre de Génesis Carmona, o la de Bassil Alejandro, la de Roberto Redman, de José Méndez entre otros que asesinaron con un odio que tampoco les pertenecía. A la vez me invade una sensación de angustia por lo que debe estar sufriendo la madre del estudiante Filippo Sevillano, que no sabe si su hijo se salvará o no, por la culpa de la represión brutal de esté régimen que su hijo apoya. Ud. al menos, puede abrazar a su hijo Sr Vallenilla, ellas más nunca podrán.

Ud. que dice estar en su “sensatez otoñal”, y sabe porque lo vivió, lo que es vivir y disfrutar la Democracia y la Libertad, con sus aciertos y desaciertos. Sabemos que nada es perfecto, pero dígame Sr. Vallenilla, lo que Ud. fue a nivel profesional y la formación que su hijo tuvo, ¿no fue gracias a la Democracia?

Cuando Ud dice que a su edad no alberga miedo, le pregunto: ¿alguna vez lo sintió? Sepa que nuestros muchachos que pudiesen ser hijos suyos o nietos, el único miedo que tienen es el miedo a tener que vivir en un país sin libertad, sin justicia, sin derechos. El miedo que sienten es a que la libertad de decidir, de actuar, y hacer se las cercenen. El miedo es a vivir en un país donde la vida no se respete ni tenga valor.

Lástima, o gracias a Dios debería decir, que hasta este momentocomo usted dice, nunca había visto tanto odio, porque nosotros le cuento que llevamos 16 años viéndolo, sufriéndolo y padeciéndolo, y esa “bondad y redención” que Ud. pide, nosotros llevamos 16 años pidiéndola.

Nosotros Sr Vallenilla, como padres y como Venezolanos deseamos la Paz y la convivencia entre todos. Ojalá y nuestra preocupación fuese un insulto en un local de comida, sepa que nuestra preocupación como padres es que nuestros hijos que no andan con guardaespaldas como el suyo, regresen bien, sanos y salvos a casa.

Bonito se lee cuando dice “que ninguna consigna, ninguna militancia, ninguna idea política es superior al amor de familia. Ojalá, algún día, podamos estrecharles las manos y abrazarnos en paz”, dígale a su hijo que dé el ejemplo y sea el primero en hacerlo, hoy, mañana y siempre, ¿lo hará?

Termino diciéndole, que la protección que le pide a Dios déjenosla a nosotros, porque su hijo tiene la protección del estado. Nosotros cada vez que nos despedimos de nuestros hijos, si sentimos miedo a diferencia de Ud, porque el guardaespaldas que le podemos ofrecer a nuestros hijos se llama la confianza en Dios.

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