Armando Briquet: El peor ciego es el que no quiere ver


Caracas, 14 de marzo de 2014.- Nicolás demuestra con su actitud casi un año después de haber asumido la Presidencia, que no es líder ni tiene la intención de serlo. Un líder en situaciones de crisis no sólo se encarga de conocer los sentimientos del pueblo que dirige, sino que es capaz de hacerse eco de esos sentimientos y canalizarlos. No basta con comprender al otro, sino que hay que hacer una introspección que permita tomar las medidas que sus ciudadanos esperan.

Hace un mes se prendió una mecha en Venezuela masiva e invasiva. Pese a que se encuentra focalizada, no sólo ocurre en la capital del país, sino que en menor o mayor medida tiene réplicas en el interior del país. Los hechos de Carabobo, Anzoátegui, Bolívar, Nueva Esparta, Mérida, Lara y Táchira así lo confirman. La respuesta popular tampoco se ha hecho esperar. Pese al terror y las amenazas de algunos militantes del partido de gobierno a sus vecinos, los cacerolazos también indican que algo pasa, que la protesta de los estudiantes no está sola y que el hervidero de peticiones requiere ser atendido.

El hastío y la desesperanza de un pueblo no escuchado busca a través de todos los medios expresar su descontento, incluso con métodos violentos rechazados por todos. Pero hace mucho tiempo que fueron bloqueándose los mecanismos para que los ciudadanos se expresen.

Resulta irreal que quien sufra día a día la escasez y el desabastecimiento no cuente con válvulas para expresar su descontento, que los programas de denuncia y acercamiento a las comunidades sean inexistentes y que algunos medios sólo presenten la exaltación de un proyecto político y no ofrezcan espacios para hablar sobre soluciones a los problemas de la gente.

Pero, sin duda, lo más reprochable de lo que hoy ocurre es la actitud de Nicolás Maduro y su gobierno. La desconexión de la burocracia gubernamental que tilda de opositor a quien haga la mínima crítica, recurre a brazos ilegalmente armados ante la falta de apoyo del pueblo. Perdieron todo respaldo, perdieron el espacio, sólo tiene el poder y la represión como respuesta. Sépanlo, el pueblo se cansó de respuestas acusadoras y no rectificadoras.

Hacemos votos por el diálogo y la conciliación, entendidos estos como el reconocimiento del otro y no el apabullamiento y la opresión.

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