Elías Sayegh: Venezuela, cementerio de empresas


Caracas, 12 de febrero de 2014.- La iniciativa privada es la palanca para el desarrollo de las naciones. No es casualidad que los países más avanzados del planeta sean los que han entendido esta premisa. Incluso en sistemas políticos totalitarios y que se autodefinen como comunistas, como es el caso de China, se han diseñado sistemas económicos fundamentados en el esfuerzo privado.

A veces se confunde al tocar este tema: una cosa es que el Estado intervenga en la economía para regularla, eliminar anomalías y abusos, garantizar igualdad de oportunidades y otra cosa es que el Estado acapare la economía, busque acabar al sector privado y le haga competencia a través de empresas; que en su mayoría no son rentables pero se mantienen gracias al ventajismo y el pulmón del mismo Estado.

En Venezuela el intervencionismo crónico del Estado en la economía es absurdo. En los últimos años se ha visto la proliferación de empresas estatales de todo tipo: desde areperas hasta caucheras, pasando por distribuidoras de alimentos y fábricas de carros. La realidad es que esas empresas no sobreviven y mucho menos solucionan el problema que sirve como excusa para su creación.

Se desconoce la intensión del gobierno nacional para actuar tan equivocadamente en materia económica. O es un tema ideológico mal entendido, que por considerarse de izquierda el régimen no cuente con el sector privado; o es un tema político, si se advierte que la mayor parte del sector empresarial, industrial y emprendedor del país es opositor al régimen. Lo cierto es que el resultado está a la vista: la política económica del gobierno nacional durante los últimos 15 años han generado la peor crisis económica en la historia del país. En una época en la que: 1) Otros países de la región, como Chile, Colombia o Perú, están viviendo épocas de bonanza económica. 2) Los precios del petróleo son los más altos de todos los tiempos. 3) Venezuela ha tenido el mayor ingreso de su historia en los últimos 15 años.

La economía debe ser entendida como instrumento para producir, lo que algunos han descrito como, "la mayor suma de felicidad", "generar bienestar "o "mejorar la calidad de vida". No se trata solo de tener buenas cifras macroeconómicas, sino que estas se traduzcan en calidad d vida individual.

En este momento parece imposible el mejoramiento de la economía venezolana. No hay ningún indicio real del gobierno nacional que muestre un cambio en su política económica. Por el contrario, lejos de impulsar y promover la inversión privada y la creación de empleos dignos, lo que siguen haciendo es tener al país como un cementerio de empresas.

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