Caracas, 22 de diciembre de 2013.- Por lo menos dos años tiene Iván procurando una medida humanitaria. Dos años padeciendo de diecinueve enfermedades y patologías que comprometen su salud cada día más. Dos años entre traslados, diagnósticos médicos errados, atenciones precarias y juegos perversos desde el poder para mantener en vilo a una familia y a un ser humano. 

No existe razón alguna para que Iván Simonovis continúe detenido, menos si tomamos en cuenta las condiciones infrahumanas en las que el Estado ha decidido mantenerlo. Sólo la saña y la humillación como trofeo parecen ser los argumentos del Estado venezolano, los mueve la venganza injustificada.

El diálogo y la reconciliación son más que lugares comunes decembrinos, no pueden ser sólo parte de un discurso. Obedecen a la necesidad de un pueblo tras 15 años de confrontación y polarización.

Para eso más que reuniones eventuales y espacios en la televisora pública como excepción y no como regla se requieren de acciones sinceras, que demuestre de qué están hechos quienes ostentan el poder, un reconocimiento al respeto a la vida, por encima de cualquier rencor.

Resulta no más que absurdo que gran parte de los actores políticos que conforman la élite que gobierna Venezuela hayan sido beneficiados por una ley de amnistía y hoy se nieguen a otorgarla a una persona. Es una burla que el último informe médico, entregado hace cuatro meses un día como hoy, siga engavetado y que se insista en continuar repitiendo exámenes y exámenes como que si se tratara de un asunto coyuntural y no permanente la situación de salud de Iván Simonovis.

La ironía salta a la vista cuando oímos a la ministra de Asuntos Penitenciarios decir que salieron 4.658 reclusos en libertad en lo que va de año.

¿Cuál es el criterio que priva para que ciertas personas privadas de libertad se consideren más importantes que otras? ¿Son las condiciones políticas y las simpatías partidistas las que definen el destino de los seres humanos en Venezuela por encima del respeto a la vida? 

La situación de Iván Simonovis y sus compañeros apresados siempre fue irregular. En procedimientos, juicios y pruebas hubo espacios discrecionales en los que precisamente no fue la justicia la que imperó. Ahora una nueva oportunidad de demostrar el verdadero talante del poder en Venezuela se plantea antes de finalizar 2013, entregar esta medida humanitaria es un asunto de voluntad.

El 22 de agosto de 2013 fue entregado un informe médico a la Fiscalía General de la República. Esperamos no haya sido engavetado. Vaya este llamado para que se asuma de una vez por todas la decisión justa y acertada, la libertad plena de Iván Simonovis.