Caracas, 28 de noviembre de 2013.- El pasado sábado 23 en Caracas y en las principales ciudades del país hubo manifestaciones de calle para protestar contra el caos económico que se intenta fomentar desde el Gobierno, pero también contra  la aprobación de una Ley Habilitante, innecesaria a todas luces, y contra la agenda represiva que está ejecutando el alto Gobierno cada vez con menos disimulo. El llamado que hizo nuestro gobernador Henrique Capriles a la activación no debe quedarse ahí; sino que debe transformarse en millones de votos el próximo 8 de diciembre, porque es la manera más contundente que tenemos para demostrarle a la cúpula oficial que  la mayoría de los venezolanos queremos un cambio de sistema para el país.

Desesperado por los resultados electorales que anticipan las encuestas y enajenado por la profundidad de la crisis económica que sin freno ni posibilidad de amortiguación, ha impactado a la sociedad venezolana, afectando severamente tanto a opositores como oficialistas, el régimen ha huido hacia adelante; y juega siniestramente a la anarquía. El propósito de nuestra protesta fue dar un paso al frente y plantarle cara al  Gobierno para ponerle un freno a sus pretensiones. Los que dirigen este gobierno, desde adentro y desde afuera, han de saber que los venezolanos somos amantes de la paz y que la gente de este país, por mucho que la instiguen, no va acceder a una lucha fratricida, como pretenden los que hoy desgobiernan Venezuela.

El oportunismo del régimen con su llamado a los saqueos, pretendiendo con ello recuperar el terreno político que ostensiblemente ha perdido, es una maniobra rupestre, pero de incalculable daño económico y moral a la nación. No se gobierna de esa manera en ninguna parte del mundo, mucho menos en una República democrática como Venezuela, porque en el peligroso juego del caos y la anarquía no hay ganadores, pero sí muchos perdedores. Nuestro llamado fue a la reflexión, pero también implicó enviarle un mensaje al alto Gobierno acerca de que estamos en franca oposición a estas medidas desesperadas y provocadoras, aunque también aprovechamos para exigir el cese del acoso gubernamental contra connotados dirigentes políticos, a los cuales selectivamente se les persigue, se les golpea y se les apresa, queriendo crear con este tipo de retaliaciones el desaliento en las filas opositoras.

Nuestro mensaje contundente fue decirle y demostrarle al Gobierno que hay un pueblo firme que no tiene miedo y que rechaza las órdenes de saqueo dictadas desde Miraflores. Las urnas hablarán el día 8 de diciembre y ese día el régimen podrá comprobar no solamente que es minoría, sino que la reserva moral del pueblo venezolano se habrá hecho patente, en un rechazo silencioso a este modelo atrasado de país.