Elías Sayegh: Seguridad integral


Caracas, 13 de noviembre de 2013.- En estos tiempos tan difíciles de crisis económica, en los que el signo monetario estadounidense ha remontado por 10 su valor de referencia, la inflación ha llegado a límites inverosímiles y la escasez en la realidad debe estar muy por encima del 22% que dice el BCV, la inseguridad no deja de tener una presencia destacada en el acontecer diario de los venezolanos. Cada día ocurre un hecho delictivo grave que nos toca en lo personal, nos afecta en nuestro círculo más próximo, o tiene que ver con gente conocida. De manera que casi somos unos sobrevivientes de la guerra que el hampa ha desatado contra la sociedad como un todo, desafiando al Estado y dejándolo en entredicho, al imposibilitarle a éste ponerle coto a la violencia delictiva. Así el hampa organizada tiene una mayor logística, mejor armamento y una gran astucia, amén de haber infiltrado algunos organismos de seguridad públicos, lo que les permite operar a sus anchas y actuar con cierta impunidad así como con ventajas.

Vistas las cosas así y dado que la batalla se viene perdiendo desde hace bastante tiempo, pareciera que fatalmente debemos acostumbrarnos a vivir presos dentro de nuestras propias viviendas, rodeadas de cercas electrificadas, llenas de alarmas y reflectores, con varios perros guardianes, los que viven en casas, y los que viven en apartamentos, protegidos por garitas con varios vigilantes haciendo guardias, circuitos cerrados de televisión y puertas eléctricas. Para cuando salgamos de nuestro hogar, la solución será desplazarnos en carros blindados, custodiados con guardaespaldas. Si esto se pudiera hacer, nuestra libertad habría desaparecido y seríamos unos confinados dentro de nuestras posesiones. Esa no es la solución, ni aunque tuviéramos los medios para poderla costear.

Reconociendo que la inseguridad afecta más a los pobres, los cuales cuentan con menos recursos para protegerse, hay que entender que la vía es asumir de una manera integral el asunto de la seguridad ciudadana. Efectivamente, es un problema en primer lugar de contar con un cuerpo policial bien formado y suficiente, con un alto componente ético, adecuadamente remunerado, bien dotado en equipos y armamento, que cuente con patrullas y motos, en las cantidades adecuadas así como en buen estado. Que cuente con el apoyo de un centro de control inteligente que monitoree mediante cámaras los puntos álgidos de cada municipio, que los vecinos puedan avisar de sus emergencias y reciban una respuesta en forma inmediata, que las fallas en los servicios públicos puedan ser denunciadas y el problema corregido con premura. De otra parte requiere que las asociaciones vecinales asuman su responsabilidad en el control de la inseguridad, pues ella no es un problema sólo de los gobiernos. Seguir enfrentando la violencia delictiva en forma separada, nos ha llevado a donde estamos. Lo que se impone es juntar esfuerzos, lograr una sinergia que potencie lo que cada uno hace por su lado. Las redes vecinales de seguridad como el Cecum en la urbanización Los Naranjos de El Hatillo, o la Red Telemática de Seguridad Vecinal del municipio Carrizal, son dos ejemplos de organización vecinal que han de imitarse y ser replicados.

Las policías, las cámaras, las luces, las redes de ciudadanos, etc., son la parte fundamental en la lucha contra la inseguridad, pero la presencia institucional de los gobiernos, esa que se manifiesta en la limpieza de las calles, en el cuido de las áreas verdes, en el orden del tráfico, en la señalización de las vías, en la colocación de semáforos inteligentes, en las brigadas turísticas, en los módulos de atención ciudadana, en la recolección adecuada de la basura, en la reparación de alcantarillas y cunetas dañadas, etc., son aspectos no medibles pero que tienen una significación importante para el reducir en el corto plazo los índices de inseguridad.

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