Juan Miguel Matheus: El bueno gobierno de la AN


Caracas, 12 de noviembre de 2013.- Este 14 de noviembre se bautizará en el Hotel President de Caracas, a las 11.00 am, un libro de mi autoría titulado “Principios para el buen gobierno de la Asamblea Nacional”. El texto fue editado por la Universidad Monteávila, la Editorial Jurídica Venezolana y el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro. El prólogo y el epílogo fueron escritos por el doctor Ramón Guillermo Aveledo y por el diputado Julio Borges, respectivamente.

La tesis, sintéticamente señalada, es la siguiente: la Asamblea Nacional solo es apta para la democracia constitucional si en su seno es gobernada con justicia, de acuerdo a la Constitución y al Reglamento Interior y de Debates; a lo cual hay que añadir que, en último término, la Asamblea Nacional solo puede ser gobernada con justicia si la conforman parlamentarios esencialmente demócratas y republicanos, pues, como sostengo en el texto, “si no hay virtud en los parlamentarios y las cámaras no son gobernadas por un tipo humano que haga de la justicia su forma política, tampoco habrá, entonces, ninguna posibilidad de hacer triunfar la razón en la actividad parlamentaria. Hacen falta la voluntad política y la virtud cívica (y humana elemental) para sacar a flote una actividad parlamentaria racional. Sin ello es imposible la construcción principista del ordenamiento parlamentario y lo que Tocqueville llamó espíritu de conciliación de un cuerpo representativo”.

En este sentido, todos los parlamentarios deben ejercer las virtudes cívicas necesarias para hacer que los parlamentos sean importantes reservas morales. Pero los titulares de los órganos de gobierno interno de los parlamentos han de esforzarse especialmente por encarnar los valores republicanos que dotan de sentido a un cuerpo parlamentario. Por eso quien hace las veces de presidente de la Asamblea Nacional debería ser un autentico repúblico, un demócrata cabal que sirva a la justicia y a la libertad. De ello depende que el presidente de la AN, como expresaría don Mario Briceño Iragorry, que es citado por Ramon Guillermo Aveledo en el prólogo del libro, “no vea en la Cámara el color político de los hombres, sino el significado de los ciudadanos que la Nación ha condecorado con su personería en el Cuerpo Supremo de la República”.

La razón de la publicación de este libro es, entonces, abrir el debate ante la opinión pública para que los venezolanos nos podamos volcar al proceso de reconstrucción de la Asamblea Nacional, para que podamos, como sugiere Julio Borges en el epílogo, disponernos a hacer pivotar la transición democrática en torno a nuestro Parlamento. Para ello he enmarcardo al Parlamento venezolano dentro de la sabiduría práctica, ya secular, que la realidad parlamentaria misma ha develado empíricamente a lo largo de los años. Porque no es exagerado afirmar que de ello depende, en gran medida, la posibilidad real de reconstruir técnica, jurídica, política y moralmente nuestro órgano legislativo nacional.

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