Gustavo Villasmil: Esas molestas "libertades burguesas"


Caracas, 06 de noviembre de 2013.- El chavismo nunca engañó a nadie: venían a hacer una revolución contra la burguesía "apátrida" y sus instituciones tenidas por caducas. La lectura de El Estado y la Revolución, de V.I. Lenin no deja duda de "por dónde iban (van) los tiros". Los revolucionarios no pueden contentarse con la toma del poder, ora por las balas o por los votos. Van a más. Al poder "burgués" es necesario demolerlo por dentro para dar paso a una nueva forma política tenida como históricamente necesaria en la transición hacia el comunismo: la llamada Dictadura del Proletariado, la que pone al aparato represor del Estado al servicio de los intereses de la nueva clase dominante.  Bajo su égida, el proletariado triunfante abandona cualquier remilgo "burgués" y va a lo suyo: a aniquilar a sus enemigos históricos. Al respecto señala Lenin en el mencionado texto "se olvida constantemente que la destrucción del Estado es también la destrucción de la democracia, que la extinción del Estado implica la extinción de la democracia... Nosotros nos proponemos como meta final la destrucción del Estado...".

De manera que todo aquel venezolano que en su día pensó que con la revolución llamada "bolivariana" iba a preservar e incluso incrementar el alcance de su ámbito privado –sus bienes, negocios, carrera, e incluso su particular estilo de vida– le digo que  ha estado equivocado "de medio a medio" desde 1998. Aquí el proyecto fue siempre el leninista. De poco vale ahora, a quince años de distancia, gemir por el obsceno menoscabo a la libertad de expresión con la instauración del llamado Cesspa, por las constantes amenazas a la libertad de empresa vía INTI, Cadivi, Indepabis o Sundecop o por la perdida libertad sindical que busca imponer la figura comunista del consejo obrero por sobre la asociación libre de trabajadores. Porque la Dictadura del Proletariado no admite, por considerarlo innecesario, el ejercicio de esas, las molestas "libertades burguesas". ¿Por qué protestar por los bajos salarios o los malos servicios siendo que ahora el Estado supuestamente encarna los intereses históricos de la nueva clase triunfante sobre la infecta burguesía "parasitaria"?

La idea roussoniana según la cual "entre el poderoso y el débil, la libertad solo sirve para oprimir" caló hondo en las izquierdas venezolanas. Esas libertades que los marxianos llaman "burguesas" –para nosotros, "libertades formales" – pasaban por una mera frivolidad cuando de lo que se trataba era de liberar al hombre de la supuesta esclavitud a la que le condenaba el trabajo bajo la explotación del capital. Libre así del imperio de la necesidad merced de la abolición del capitalismo, ¿para qué habría de serle necesario a nadie afiliarse a un sindicato, expresar libremente ideas y pareceres o procurar la salvaguarda de sus derechos individuales?

Por lo tanto, nada de manifestaciones en la calle, mensajes de texto en programas de radio ni tuits protestando por la inseguridad, el desabastecimiento o la inflación. O será la represión la encargada de hacérselo entender a todo aquel que ande por ahí exigiendo respeto a esas molestas "libertades burguesas". Como en la Rusia de 1918, la China de 1958 o la Cuba de 1961: "pim, pam, pum".Y si no lo entiende, no se preocupe. Los aparatos represivos comunistas muy solícitamente se lo volverán a explicar tantas veces como haga falta.

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